Moisés Ballesteros se ha convertido en uno de los mejores prospectos del béisbol (Nro. 53 de MLB) y una de las principales promesas en la receptoría (Nro. 5), específicamente por su bate.
El joven venezolano de 22 años ha mostrado una destreza de élite para hacer contacto desde que firmó por US$1.2 millones en el 2021 y ha seguido prosperando en cada nivel desde entonces. Tras producir un OPS de al menos .810 desde liga de novatos hasta Triple-A, Ballesteros puso una impresionante línea de .298/.394/.474 en 66 visitas al plato en las Grandes Ligas este año.
No hay duda de que el bate de Ballesteros jugará un papel clave para los Cachorros en el 2026 y más allá de eso, pero no está claro cómo jugará defensa, ni si su guante será un factor. Aunque actualmente se desempeña detrás del plato cuando juega defensa, Ballesteros es un defensor por debajo del promedio y podría no ser una opción en la receptoría por mucho tiempo.
Ballesteros mide apenas 5 pies y 8 pulgadas (1.72 metros), con una contextura robusta más allá de su peso registrado de 195 libras. Aunque tiene manos suaves, su limitada agilidad lo convierte en un cátcher algo deficiente a la hora de enmarcar y bloquear lanzamientos. Durante su breve pasantía en las Mayores, jugó 18 de sus 20 encuentros como bateador designado.
En Triple-A este año, a Ballesteros se le acreditó haber retirado a apenas 14 de los 106 corredores que intentaron robarle base (13.2%), aunque tres de esos fueron sorprendidos por el lanzador con el corredor eventualmente retirado en la segunda base. Entre los 62 receptores de las Mayores con al menos 25 intentos de robo en contra, sólo cuatro (el venezolano Jhonny Perada, 11.1%; el boricua Victor Caratini, 10.9; Liam Hicks, 10.5; el dominicano Agustín Ramírez, 8.8) tuvieron un porcentaje de corredores atrapados más bajo.
Las métricas avanzadas de Ballesteros dan motivos de esperanza. Un tiempo promedio de transferencia a la segunda base (pop time) de 1.94 segundos se habría ubicado alrededor del puesto 34 entre 84 caretas de Grandes Ligas en el 2025, a la par de Adley Rutschman, Will Smith y Austin Hedges. Su brazo está en un escalón por debajo, con una marca promedio de 79.6 millas por hora que se habría ubicado cerca del puesto 67, al nivel del venezolano Carlos Narváez y Jake Rogers.
Aun así, su trabajo deficiente en general a la defensa tiende a frenarlo en general. Estar fuera de posición o no fildear la pelota limpiamente contribuyó a que no intentara un tiro en más de una cuarta parte de los intentos de robo en su contra (28). Disminuyó su “pop time” y aumentó la velocidad de su brazo a medida que avanzaba la temporada, pero esos tiros tendían a desviarse a la derecha o eran demasiado bajos.
Realizar disparos competitivos con más frecuencia y/o mejorar en el encuadre y el bloqueo será crucial para su perfil. Se proyecta fácilmente que Ballesteros bateará lo suficiente para ser un cátcher de todos los días — una posición en la que los ligamayoristas tuvieron un wRC+ de 95 en el 2025 — pero si no puede mantenerse detrás del plato, su única otra posición defensiva potencial es la primera base.
Ballesteros es un tremendo bateador de contacto, pero no tiene el perfil de poder tradicional de un inicialista o un designado, posiciones que tuvieron un wRC+ de 109 y 110, respectivamente, en el 2025. En Triple-A, su velocidad de salida en el percentil 90 fue de 105.1 mph (percentil 74), a la vez que su tasa de macetazos del 6.3% estuvo en el percentil 51. Su físico ya está bastante desarrollado, por lo que es poco probable que agregue más poder, aunque podría permitirse poner la bola más en el aire para maximizar la fuerza que posee.
E incluso así, un futuro en la primera base es dudoso, en el mejor de los casos. Al ser de baja estatura y no muy móvil, es poco probable que sea incluso un defensor promedio, y los Cachorros ya tienen a Michael Busch. Cabe destacar que no ha habido un jugador regular de Grandes Ligas en la primera base con una estatura de 5 pies 8 pulgadas o menos en casi un siglo (Joe Judge, 1930).
Los Cachorros se encuentran en un dilema, porque Ballesteros necesita practicar y jugar como receptor para mejorar defensivamente, pero es difícil justificar que juegue todos los días en esa posición en un equipo contendiente. Su bate también es demasiado bueno para desperdiciarse en Triple-A, especialmente con la necesidad de toleteros zurdos en las Grandes Ligas.
Quizás si estuviera en un equipo en reconstrucción, Ballesteros podría tener el margen para desarrollarse como un defensor que pudiera recibir 100 partidos por año. Pero en esta situación, parece más probable que pase la mayor parte de su tiempo como un bateador designado capaz de dar 20 cuadrangulares por año que ocasionalmente vea acción en la receptoría y la primera base.
