MIAMI – Las actuaciones como la que tuvo Jorge Soler el viernes por la noche no suceden con frecuencia. Es por algo que los compañeros de equipo del cañonero comenzaron a llamarlo “MVP”.

Soler se voló la cerca e hizo dos jugadas despampanantes con el guante en el jardín derecho en el triunfo de los Marlins sobre los Mets por 2-1 en el loanDepot park.

El cubano, que el es parte de un club que cuenta con varios jugadores que esperan gocen de un repunte esta temporada, Soler encabeza la lista. Después de firmar un contrato multianual con Miami como agente libre en marzo del 2022, disputó apenas 72 compromisos el año pasado debido a inflamación bilateral de la pelvis y espasmos en la parte inferior de la espalda. Antes de la lesión que le puso fin a su temporada, Soler llevaba paso para conectar 30 bambinazos -- algo que necesitaban los Marlins, un equipo que careció de poder.

“Ha tenido buenos turnos al bate en los primeros dos juegos”, señaló el manager de los Marlins, Skip Schumaker, quien se apuntó su primer triunfo como capataz de Grandes Ligas el viernes. “Soli acaba de demostrar que es más que un BD. Está bien ponerlo a jugar en los jardines y es buen jardinero, y le permite a otros jugadores en el puesto de BD tener como medio día libre, que es lo que queremos”.

Soler llegó al viernes habiendo jugado en el jardín derecho en 353 de sus 470 partidos como guardabosque en Grandes Ligas. Sin embargo, el año pasado, vio acción en el jardín izquierdo en 57 juegos pese haber patrullado esa posición solamente siete veces desde el 2017-21.

En el segundo inning el viernes, Soler se hizo sentir de inmediato al robarle extrabases a Pete Alonso. Luego conectó un cuadrangular contra el zurdo David Peterson en la parte baja de la entrada en apoyo del peruano-venezolano Jesús Luzardo, quien lanzó 5.2 innings sin permitir carreras. En dos juegos, Soler se ha ido de 8-3 con un doble y un cuadrangular.

Soler volvió a lucir a la defensa en el octavo episodio cuando se deslizó para atrapar un batazo del dominicano Starling Marte que posiblemente hubiese empatado la pizarra.

“Puro instinto”, dijo Soler. “No hay tiempo para pensar. Ves la bola, empiezas a reaccionar y gracias a Dios la puede atrapar”.