CLEVELAND – Todos querían hablar con el dominicano Orelvis Martínez al finalizar el juego del viernes.
Y por una muy buena razón.
Aunque los Azulejos tropezaron en el inicio de la serie en el Progressive Field, con un revés 7-1 ante los Guardianes, el segundo mejor prospecto de Toronto logró conectar el primer imparable de su carrera en su juego de debut.
Unas dos horas después de haberse embasado con un sencillo para iniciar el sexto inning, Martínez se encontró con su mamá, hermana, papá, agente y entrenador en el túnel que está fuera del clubhouse visitante, donde se tomó varias fotos. No pasó mucho tiempo para que su compatriota, José Ramírez, se acercara también a felicitarlo.
“Es un privilegio”, expresó Martínez. “Es un privilegio estar aquí con mi familia, jugando en el mismo terreno que jugadores como José Ramírez. Es una gran sensación”.
El primer hit de Martínez fue la culminación de un período de casi tres días y medio de espera, luego de haber sido activado por los Azulejos el martes.
Cuando Martínez se reportó al equipo, el manager de los Azulejos, John Schneider, se sentó con él y le señaló el partido del viernes, indicándole que ese día haría su debut.
“Tienes que ponerlo allí y ver lo que puede hacer”, comentó Schneider. “El momento es ahora. Sal y demuestra lo que tienes”.
Eso fue lo que hizo Martínez en su segundo turno en Grandes Ligas, con una línea que salió a 86.6 millas por hora hacia el jardín izquierdo-central. No pudo encontrar a sus padres en las gradas desde la primera base, pero su papá, Orelvi, no paraba de brincar y correr por la línea de la inicial.
A pesar de no haber sido en casa, el debut de Martínez tuvo un significado importante, porque pudo hacerlo frente a su familia. Los seres queridos de Martínez no habían podido viajar a Toronto a inicios de semana, pero sí lograron llegar a Cleveland.
“Es muy pegado con su papá, así que para él, haber podido debutar frente a ellos fue genial”, señaló Schneider.