No importa cuánto tiempo tengas viendo béisbol, probablemente conozcas el significado de la popular canción que dice, “Llévame al juego... cómprame maníes y Cracker Jack”.

Pero ahí nunca se mencionó eso de comer chicharras.

El martes por la noche, en el Toyota Field, ésa parece haber sido la delicia que consumieron algunos seguidores del equipo Doble-A Rocket City.

Antes del inicio del partido, Rocket City publicó en sus redes sociales varias de las opciones culinarias que ofrecerían más tarde en el estadio. Pero algunos seguidores se decidieron por otra opción más económica.

“El hecho de que estuviera comiendo eso es suficientemente asqueroso, pero luego decidió mojarla en cerveza”, expresó el narrador del club, Josh Caray. “Eso es nuevo para mí. Nunca había visto algo así y espero no verlo nunca más”.

Hace dos semanas, las chicharras empezaron a descender hacia Madison, Alabama, de la misma manera en que lo hacen por casi todo Estados Unidos durante la época de verano. El club ha hecho lo posible para mantener el recinto sin tantos de estos bichos, pero un juego al aire libre siempre estará sujeto a este tipo de elementos.

En su defensa (aunque no muy válida, para ser honestos), el nombre se llama los Trash Pandas – esencialmente unos mapaches, y ellos comen chicharras. Los fans suelen adoptar la esencia de los equipos que siguen, pero nada como esto.

“Nuestros seguidores son únicos. Tienen mucha pasión, pero no sé si queremos tanta pasión”, dijo Caray.

Cabe destacar que el consumo de chicharras no se considera peligroso para el cuerpo humano si se adquieren de forma adecuada. Comerlas directamente de su hábitat natural, o del estadio de béisbol de su localidad, supone un mayor riesgo de enfermedad.