Vienen cambios de reglas. ¿Cómo han resultado en otros deportes?

4 de enero de 2023

Está tallado en nuestras mentes y ahora es algo obvio, en los niveles de béisbol, que todos los batazos de foul antes de dos strikes son considerados strikes. Sin dicha regla, los turnos -- y como resultado los partidos -- podrían durar una eternidad.

Pero en 1901, en el inicio de la era moderna de las Grandes Ligas, los encargados de tomar decisiones en el juego fueron criticados bastante por implementar la regla, que no existía durante los inicios del béisbol a nivel profesional.

“[La regla de] calificar un batazo de foul como strike no sólo fue reprochada, sino también fue el blanco de burlas”, declaró el periódico The Pittsburgh Press en abril de dicho año. “Con el fin de acortar el juego es algo bastante eficaz; para motivar al bateador, es un total fracaso”.

Calificado como un cambio “radical”, la regla del batazo de foul fue reducida por los magnates de la Liga del Este en Clase-A durante su reunión sobre las reglas, a “innecesaria y absurda”. El diario The Cincinnati Post pronosticó que la regla “estaba destinada a durar poco” en la Liga Nacional y la Liga Americana. Joe Quinn, un intermedista veterano de los Senadores de Washington, se quejó al decir, “El juego se está arruinando al favor del dólar”.

De alguna manera -- para favorecer a todos -- la regla del batazo de foul sobrevivió toda esa furia. El juego avanzó, a un buen ritmo y mejor.

Éste es el resultado que los que ahora mismo están encargados de fijar las reglas en MLB buscan con una serie de ajustes que entrarán en vigencia en el 2023. El cronómetro de pitcheo, la limitación de las formaciones defensivas o shifts y bases más grandes que fueron aprobados por el Comité Competitivo de MLB, con el fin de mejorar el ritmo del béisbol y mejorar el estilo de dicho deporte con más acción y más resultados tradicionales de bolas en juego.

Sin embargo, como varios cambios de reglas en la historia de los deportes profesionales, estos ajustes han sido calificados como innecesarios y/o señalados como absurdos por los que prefieren que el béisbol simplemente siga igual.

Están por verse los efectos a largo plazo que estas reformas tendrán en MLB -- si darán con el objetivo deseado y llevarán al juego a un mejor lugar, o si lo que preocupa a los críticos tiene validez.

Pero podemos dar un paseo informativo -- y entretenido -- por el tiempo para ver cómo los cambios de reglas que parecen acertados ahora fueron malinterpretados o señalados como el villano a la hora de su implementación.

Si contamos con la fortuna, estos cambios del 2023 algún día serán vistos de la misma manera.

Observemos:

El pase aéreo (hacia adelante) en el fútbol americano

Imagínense un partido en el emparrillado con los equipos siendo penalizados por anotar touchdowns pasando el ovoide.

Ésa fue la clase de juego que algunos entrenadores a nivel universitario, que estuvieron asombrados por el consistente ascenso de los pases a principios de la década de 1920, querían ver.

En 1924, Harold M. Gore de la Universidad de Agricultura en Massachusetts calificó el pase hacia adelante como “malvado” y una “amenaza”, que temía que se fuera a convertir el fútbol americano en “baloncesto de campo”.

Con el apoyo del director atlético de la Universidad de Wooster, L.O. Boles, y el ex entrenador de la Universidad de Rutgers, Foster Sanford, Gore presentó la propuesta al comité de reglas universitario de que el pase hacia adelante para anotar un touchdown fuera de apenas tres puntos en vez de seis. Y sugirió la eliminación de cualquier avance después de que se recibiera un pase, permitiendo sólo la distancia conseguida al realizarse la atrapada.

Afortunadamente, en un momento en el que una NFL en su infancia imitaba las reglas del juego universitario, esta propuesta no fue aplicada. La opinión del coach de los acarreadores de la Universidad de Springfield (y ex jardinero de Grandes Ligas) Les Mann prevaleció.

“El restringir el uso del pase hacia adelante como un arma ofensiva le robaría al juego su jugada más espectacular”, declaró Mann, “[y] le negaría al público tantas emociones que sienten cuando ven un compromiso de fútbol [americano]”.

(Pero Mann también presentó ideas extremas, incluyendo la eliminación de la regla del punto extra y los avances tras un balón suelto o una intercepción. Afortunadamente, dichas propuestas tampoco fueron implementadas.)

El reloj de tiro en el baloncesto

Similar al cronómetro de pitcheo implementado en MLB, el reloj de tiro en el baloncesto fue creado para acabar con la lentitud y mejorar el producto.

En la NBA, el reloj de tiro surgió en 1954, cuando principalmente fue visto como algo positivo, aunque recibió algunas críticas en algunos lugares. El entrenador de Rochester, Les Harrison, dijo que el cronómetro de 24 segundos le quitaba mucho de la “sutileza” con la que sus Reales armaban sus jugadas para encestar. Y el veterano de los Lakers, Kim Pollard, expresó que el cronómetro “eliminaba la astucia”.

“Antes de esta regla, trabajábamos fuerte en la defensa”, señaló Pollard. “Pero cuando alguien anotaba, nos daba la oportunidad de descansar un poco. Teníamos seis, ocho, 10 segundos para avanzar el balón y luego empezábamos a organizar una jugada. En 24 segundos, no hay suficiente tiempo para preparar todo. Sólo se puede correr, tirar, correr. Nadie podrá jugar todo un partido”.

Aunque el reloj borró esas quejas y se estableció en la NBA, tardaron otros 41 años para que se implementara al nivel universitario. Los clamores en 1985 para que la NCAA contemplara un cronómetro de 45 segundos (desde entonces se redujo a sus actuales 30 segundos) fueron especialmente fuertes, porque llegó después del sorprendente título de la Universidad de Villanova, que derrotó al fuerte favorito de Georgetown con la ayuda de una meticulosa ofensiva que quemaba el reloj.

El entrenador de la Universidad de Valparaiso, Tom Smith, calificó el reloj de tiro como “el mayor error que hemos cometido”, mientras que el DT de Oregon State, Ralph Miller, afirmaba que dicha regla eliminaría las posibilidades de que triunfaran los equipos que no fueran vistos como favoritos.

“No veremos a un equipo como North Carolina State ni como Villanova avanzar y ganar un título nacional con un cronómetro”, declaró Miller. “Los equipos con puro talento, estatura, cosas por el estilo, ganarán casi la mayoría de las veces”.

El reloj de tiro sobrevivió. Y, de hecho, también las victorias de los que no son favoritos. (Vilanova hasta ha sido campeón dos veces más.)

El tiro de tres puntos

La implementación del tiro de tres puntos generó mucha más conmoción en la NBA.

Dicho tiro había sido parte del juego en diferentes niveles durante décadas, antes de que la NBA lo implementara de manera experimental en la temporada de 1979-80. En ese momento, el tiro de tres puntos se había afianzado en la ABA, una liga paralela que se unió con la NBA en 1976 pero dejó atrás el tiro de tres puntos con la fusión de los dos circuitos.

Cuando la Junta de Gobernadores de la NBA votó a favor de añadirlo, la vieja guardia se opuso fuertemente. Cuando la votación para el tiro de tres puntos fue aprobada por 15-7, el propietario de los Warriors de Golden State, Franklin Mieuli, renunció a la junta en manera de protesta.

“Cualquiera que sea el bien que vaya a propiciar, el precio será demasiado alto”, les dijo Mieuli a los reporteros.

(Y sí, reconocemos la ironía del propietario de los Warriors, equipo que desde entonces se ha convertido en el mayor sinónimo de los tiros de tres puntos en la NBA).

El legendario Red Auerbach describió la adopción del tiro de tres puntos como una maniobra “de pánico” de parte de la liga, mientras que el coach de los Trail Blazers de Portland, el “Dr. Jack” Ramsay, la catalogó de un “truco”.

“Por qué no darle los tres puntos a un equipo que ejecute la jugada de puerta de atrás y realice una bandeja?”, preguntó el DT de los Warriors, Al Attles. “Para mí, eso vale más que simplemente saltar y tirar al aro”.

Las bandejas, o layups siguen, valiendo dos puntos.

Cuando la NCAA incorporó el tiro de tres puntos siete años después, la regla fue criticada de nuevo.

“Creo que es una regla ridícula”, exclamó el coach de la Universidad de Georgia, Hugh Durham. “Es como dar un número diferente de puntos en el fútbol americano por goles de campo pateados desde distancias diferentes o asignar un total de carreras diferente a un cuadrangular conectado a más de 400 pies de distancia que a un uno de 330 pies”.

Al igual que los detractores del tiro de tres puntos lucieron equivocados, algunos de sus simpatizantes también estuvieron erróneos.

“Estoy convencido de una cosa – esto no cambiará el juego”, dijo el entonces presidente del comité de reglas, Jerry Colangelo. “La estructura básica del juego no cambiará en lo mínimo y eso es lo más importante”.

Todos estos años después, el tiro de tres puntos ha cambiado radicalmente – y en años recientes casi tomado el mando – del baloncesto. A nivel de la NBA la temporada pasada, los intentos de tiros de tres puntos rompieron un récord de todos los tiempos con 35.2 por partido.

Nada mal para un “truco”.

Los esfuerzos de la Era de Expansión del béisbol para aumentar la producción ofensiva

Gran parte del béisbol es considerado sagrado y por lo tanto, cualquier esfuerzo por modificar sus reglas o dimensiones a través de los años se ha topado con bastante resistencia. Pero los cambios más radicales -- y, por lo tanto, con la mayor protesta – sucedió después de que la producción de carreras registrara su punto más bajo en su Era de la Bola Viva a finales de los 60 y principios de los 70.

En reacción al Año del Pitcher en 1968, funcionarios de MLB votaron en las Reuniones Invernales a favor de reducir la altura del montículo de 15 a 10 pulgadas y de paso, achicaron ligeramente la zona de strike. La votación a puerta cerrada en un hotel de San Francisco generó una manifestación de repudio dentro de las instalaciones.

“Lo que ustedes están tratando de hacer”, exclamó el timonel de Oakland, Hank Bauer, “es tratar de convertir a bateadores débiles en buenos bateadores, y no les va a funcionar”.

“Por años”, agregó el piloto de los Dodgers, Walter Alston, “no podíamos anotar carreras y a nadie pareció importarle. Ahora que los otros equipos tampoco pueden anotar, quieren cambiar las reglas”.

El piloto de los Yankees, Ralph Houk, predijo, “Al primer dolor de brazo, pueden apostar que el lanzador le echará la culpa al montículo”.

Y el dirigente de los Medias Rojas, Dick Williams, se mostró preocupado porque sus lanzadores serían “crucificados” al disminuir la altura de la loma, en combinación con las distancias cortas del Fenway Park por las rayas de los jardines.

Hoy, por supuesto, el montículo de 10 pulgadas de altura es el estándar a niveles profesional, universitario y de preparatoria. Y aunque lanzar en el Fenway sigue siendo difícil, ningún lanzador ha sido martirizado todavía.

La reducción en la altura del montículo en 1969, en sintonía con la alteración de la zona de strike, contribuyó a un salto de 11 puntos en promedio de bateo colectivo en ambas ligas y en un aumento del 19% en carreras anotadas. Pero este aumento no duró mucho, ya que para 1972, las carreras por partido cayeron de nuevo a niveles estilo Era de la Bola Muerta. Fue entonces cuando el bateador designado nació en la Liga Americana. 

Por supuesto, hubo bastantes quejas en contra de la implementación del BD en la campaña de 1973, y algunas de esas quejas – girando alrededor de la reducción de estrategia y el aumentó en especialización -- persisten, inclusive después de que el bateador designado finalmente fuera adoptado por la Liga Nacional de manera permanente en el 2022.

Sin embargo, lo interesante acerca de las quejas que se generaron en 1973, en específico, era que el BD alargaría la duración en la loma de los lanzadores abridores.

“Tendería a dejar más tiempo a los mejores lanzadores abridores en el juego”, manifestó el presidente de la Liga Nacional, Chub Feeney, al explicar la oposición de la liga a la regla, “y por ende sería más difícil anotar más carreras al mantener a los [Bob] Gibson y [Tom] Seaver y [el dominicano Juan] Marichal en la lomita por más tiempo”.

El lanzador de los Orioles, Dave McNally, coincidió.

“Creo que esto terminará afectando a los lanzadores relevistas”, aseguró. “Si estamos abajo en la pizarra en el sexto inning, 2-1 o 2-0, ponemos a un emergente por el lanzador. Ahora, si éste está lanzando bien en un juego cerrado, el abridor puede permanecer”.

Sea cual sea el mérito que pudieron haber tenido en ese momento, estas quejas lucen trilladas ahora que sabemos que, en todo caso, MLB se ha convertido en un juego dominado por los relevistas y podrían salir beneficiados si los abridores lanzan más profundo en los encuentros. Con límites en el número de lanzadores en el roster y la regla de los tres bateadores como mínimo enfrentándose a un relevista, MLB ha hecho intentos por modificar el reglamento y reducir el número de cambios de serpentinero, e inclusive llegó a experimentar en la independiente Liga del Atlántico con el “Ajuste Doble Gancho del BD” en el cual el lanzador abridor estaba atado al BD para incentivar salidas más largas de parte de los abridores.

Ésta es la belleza de ver las cosas en retrospectiva. Podemos echar un vistazo al pasado y ver dónde los detractores -- y, en algunos casos, inclusive los simpatizantes – de cambios de reglas supuestamente “radicales” terminaron equivocándose.

Todavía no tenemos ese beneficio en estas nuevas reglas. Pero si esta pequeña lección de historia nos ha enseñado algo, es que mejor no nos apresuremos con nuestras opiniones. O vas a ver que alguien te lo va a echar en cara de aquí a 100 años.