Jarrín halla consuelo en las transmisiones de L.A.

El locutor estableció su Fundación para rendirle honor a su fenecida esposa

12 de julio de 2019

Desde su usual asiento en la cabina de transmisión y frente a su famoso micrófono, el narrador de los Dodgers en español y miembro del Salón de la Fama, Jaime Jarrín, observó cada juego mientras su equipo favorito cabalgaba durante la primera mitad de la temporada.

La rutina le dio fuerza. El extenuante calendario lo ayudó a encontrar la paz. La cabina era su santuario.

Los Dodgers, el mejor equipo en la Liga Nacional, completaron una de las mejores primeras mitades en la historia de la franquicia. Pero al mismo tiempo, Jarrín, la calmada y elegante voz en español del club por más de 60 años, debió lidiar con el momento más difícil de su vida.

Blanca Jarrín, la amada esposa de Jaime durante 65 años, murió de un paro cardiaco mientras lo visitaba en Arizona hace menos de cinco meses. Tenía 85 años de edad.

“Estoy haciendo todo lo que puedo”, dijo Jarrín, nacido en Quito, Ecuador, hace 83 años. “Estoy haciendo lo que sé hacer”.

La leyenda de la narración ha encontrado consuelo en narrar el deporte que tanto ama y un nuevo propósito fuera del terreno. La familia Jarrín está en las primeras etapas de establecer la Fundación Jaime y Blanca Jarrín para honrar el espíritu generoso de Blanca y el legado de Jaime, ayudando a estudiantes latinos en las carreras de periodismo y derecho.

La primera reunión oficial de la Fundación Jaime y Blanca Jarrín fue el martes, pocas horas antes del Juego de Estrellas. Dos días después, estaba en el vuelo chárter del club camino a Boston para darle inicio a la segunda mitad de la campaña en el Fenway Park.

“Estoy bien emocionado con esto”, aseguró Jarrín. “La generosidad de mi esposa era increíble y quiero continuar con esa empatía que ella siempre mostraba. Sé que así puedo honrar su memoria. Haré todo lo que pueda para que tengamos éxito, porque sé que ella está en el cielo sonriéndonos. Quiero que Blanca esté muy orgullosa de esta organización”.

Creada en sociedad con Los Defensores, una firma de servicios legales de Los Ángeles, la meta de la fundación es fortalecer e informar a la comunidad latina sobre temas legales que los impactan. El brazo periodístico de la organización es para estudiantes que quieran seguir los pasos de Jarrín. Antes de que empezara a trabajar para los Dodgers en 1959, Jarrín fue periodista.

“Tenemos que ayudar a nuestros chicos latinos que están buscando educación universitaria, porque ésos son los muchachos que van a estar mejor preparados para responder a los retos con los que constantemente nos bombardean y aclarar las cosas”, comentó Jorge Jarrín, hijo de Jaime y comentarista de los Dodgers en español. “Esta fundación no curará todos los problemas, pero será nuestro aporte en nombre de mi madre y mi padre para contribuir y ayudar a la gente que necesita ayuda. Es muy importante”.

A principios de esta semana, la fundación estableció una junta directiva y se registró con el gobierno para propósitos de impuestos. Se está trabajando en una página web, al igual que un evento para recaudar fondos en noviembre. La fundación Jarrín espera otorgar sus primeras becas a estudiantes este otoño.

“Todavía estamos dando los primeros pasos, pero ha sido un buen inicio”, dijo Jorge. “La meta es establecer una fundación que pueda mantenerse después de que mi madre, mi padre y hasta yo no estemos aquí”.

Jaime había querido crear la fundación mucho antes de la muerte de Blanca. El plan para la temporada 2019 era que dejara de viajar tanto durante la temporada, para pasar más tiempo con su esposa. La fundación era una de las cosas que tenían pendientes.

Blanca era la mejor amiga de Jaime, su fiel compañera y fuente de inspiración. Tras décadas compartiendo a su esposo con el béisbol, el 2019 iba a brindarle la primera oportunidad desde que eran novios adolescentes en Ecuador de tenerlo casi todo para ella. Jaime tenía como costumbre llamarla varias veces al día, desde el Dodger Stadium o desde la carretera. Muchas veces lo esperaba despierta cuando volvía de las giras, pero esta temporada iba a ser diferente.

Juntos, iban a vivir… y a dar.

“Mamá siempre fue generosa; ayudaba mucho”, recordó Jorge. “Lo hacía de palabra, pero también preguntaba cuánta propina íbamos a dar y nos pedía que diéramos un poco más si alguien nos había ayudado. Podía ser el muchacho que recogía la basura, el que estacionaba el auto o lo lavaba, o quien fuera, ella quería que la gente supiera que uno agradecía lo que estaban haciendo. Y eso es algo que siempre nos quedó en la familia”.

La vida les cambió para siempre cuando Blanca visitó a Jaime a finales de febrero. El plan era viajar desde su residencia en Arizona cerca del complejo de los Dodgers en Glendale, Arizona, hasta Santa Fe, Nuevo México. Unos días antes, la pareja había elegido un nuevo hogar en Arizona porque la familia quería mudarse. Blanca adoraba el área, especialmente durante la temporada muerta. Pero durante una parada en un hotel en Flagstaff, Blanca perdió la consciencia la mañana del 28 de febrero. Murió pocas horas después.

Al día siguiente, Jaime regresó al complejo primaveral de los Dodgers. Regresó a trabajar tan pronto como pudo, en parte porque el legendario narrador de los Dodgers, Vin Scully, le dijo que eso lo iba a ayudar. Jarrín inmediatamente les informó a los Dodgers que iba a volver a trabajar a tiempo completo, incluyendo las giras del club, narrando los 162 juegos de la novena.

“El dolor, la pérdida, son como olas que van y vienen”, describió Jaime. “Hay días en los que te sientes muy triste y otros en los que tratas de pensar en lo positivo, recordar que ella está en el cielo sin sufrir. El béisbol me ha ayudado, 100%. Me volvería loco de no ser por esto. ¿Te imaginas estar solo en la casa? Yo no puedo”.

Todavía hay lágrimas durante los viajes al estadio y también algunas veces en los palcos de prensa a lo largo de la Liga Nacional. Pero no hay señales de dolor durante las transmisiones de Jarrín. Le ayuda el hecho de tener a su hijo en la caseta con él. Su otro hijo, Mauricio, se queda con Jaime cuando la voz de los Dodgers está en Los Ángeles.

Arizona sigue siendo un lugar agridulce para los Jarrín. La familia vendió su primera casa cerca de las instalaciones de los Dodgers y compró la casa que Blanca había querido. Jaime tiene previsto pasar parte del invierno en dicho hogar en las afueras de Phoenix, porque eso es lo que hubiera querido su esposa.

Jaime compró televisores para cada cuarto de la nueva casa durante la última gira de los Dodgers a Arizona a finales de junio, pero la residencia sigue estando casi vacía.

“Es triste que no esté aquí para ser parte de eso, elegir las cosas, ponerlas como hubiese querido y convertir la casa en un hogar”, dijo Jorge. “La vida no es igual y nunca más lo será. Sin embargo, estamos satisfechos y felices por tener algo como el béisbol para mantener una rutina y sentir algo parecido a la normalidad. La fundación nació del legado de trabajo duro de mi padre y de la generosidad de mi madre, de su amor por los demás, así que es por eso nos estamos enfocando en ayudarnos a nosotros y ayudar a los demás”.