José Oquendo, el “Arma Secreta” de los Cardenales

20 de mayo de 2020

SAN LUIS – El 14 de mayo de 1988, José Oquendo se convirtió de verdad en el jugador que podía hacerlo todo sobre el terreno de juego. El utility puertorriqueño de los Cardenales lanzó 4.0 entradas en un partido de 19 innings ante los Bravos, y aunque fue el pitcher perdedor en la derrota por 7-5 tras ceder par de carreras en la 19na, Oquendo tuvo un desempeño entretenido y admirable.

Permitió cuatro hits, otorgó seis bases por bolas y ponchó a uno mientras que lanzó una variedad de pitcheos con los dedos separados (o split-fingers) y también sliders.

“Estoy contento por haber tenido la oportunidad de lanzar”, le dijo Oquendo al diario St. Louis Post-Dispatch después del partido. “Estoy feliz de que nadie saliera lastimado. Fue divertido para todos y eso es todo lo que importa. Me habría gustado ganar el juego, pero no hay nada que podamos hacer”.

La Liga Americana clasificó a los mejores bateadores designados en cada franquicia esta semana, como parte de una serie de reportajes semanales de MLB.com en la que se destaca a los cinco mejores jugadores de la historia de cada equipo. En ese sentido, los reporteros de la Liga Nacional están en busca del mejor jugador utility/reserva en la historia de cada club. Es ahí donde Oquendo entra en escena.

El infielder boricua se convirtió en un utility de lujo para los Cardenales en los años 80 y 90. Vio acción en cada posición del diamante -- incluyendo lanzador y receptor – por lo menos una vez en 1988, convirtiéndose en el primer jugador de la Liga Nacional desde 1918 en jugar cada una de las nueve posiciones en una temporada.

Quizás el mejor ejemplo del papel de Oquendo en sus 10 años con los Cardenales es aquella serie de 1988 vs. los Bravos. Tras lanzar 4.0 innings, Oquendo apenas podía levantar su brazo derecho más arriba de su cintura, y su cuerpo entero estaba adolorido. Sin embargo, al día siguiente cubrió el jardín central durante todo el encuentro, en sustitución del lesionado Willie McGee. Oquendo tiró por el lado del brazo durante la mayor parte del partido, porque no podía levantar su brazo más arriba.

"En aquellos días, no te gustaba decir ‘No’”, expresó Oquendo en el 2010. “No es mi naturaleza decir no. … Disfruté jugar el partido de 19 entradas y estaba bastante encendido; no me importó. Fue divertido”.

Apodado el "Arma Secreta" por su habilidad para cubrir con talento cualquier posición en cualquier momento, Oquendo comenzó su carrera en las Mayores con los Mets en 1983 como torpedero, antes de ser enviado a los Cardenales en 1985. Poco después, el bateador ambidiestro comenzó a cambiar posiciones de manera regular. La mayoría de sus oportunidades llegaba en la segunda base y el campo corto, pero Oquendo jugó 58 juegos en la tercera base, 23 en la inicial, 47 en el jardín derecho, 11 en el izquierdo y siete en el central. Su presentación de cuatro entradas en el montículo fue la segunda de tres actuaciones como lanzador por los Cardenales (seis episodios en total). Y sí, estuvo detrás del plato en la séptima entrada de una derrota por paliza el 24 de septiembre de 1988.

En 1989, Oquendo inició 156 juegos en la intermedia. Un año después, impuso marcas de una sola temporada con el porcentaje de fildeo más alto (.996) y menos errores por parte de un segunda base (tres).

En 10 campañas con los Cardenales, Oquendo bateó .264 con OPS de .690. Podría haber sido uno de los defensores más finos en el roster de otro equipo, pero su estadía en San Luis coincidió con la de Ozzie Smith, el mejor campocorto de todos los tiempos de la franquicia. Por lo tanto, Oquendo se convirtió en un maestro de todas las posiciones como reserva de lujo de los Cardenales. Bateó .286 en el equipo que ganó el banderín de la Liga Nacional en 1987, y luego impuso una marca personal con promedio de .291 en 1989, cuando también lideró la Gran Carpa con 163 juegos disputados.

La versatilidad de Oquendo no ha desaparecido desde que se retiró como jugador en 1995, ni tampoco su nombre. Fue instructor de fildeo en el sistema de los Cardenales en 1997 antes de dirigir en las menores. Al año siguiente, se unió al cuerpo de instructores de Grandes Ligas, donde fue el coach de la antesala por 17 temporadas y se convirtió en uno de los instructores del cuadro interior más respetados del deporte. Decidió tomarse un descanso de dos años de su labor como coach para recuperarse de lesiones en sus rodillas, y durante ese lapso, trabajó como asistente especial del presidente de operaciones de béisbol John Mozeliak.

Ahora, Oquendo labora como instructor de ligas menores en Júpiter, Florida. También trabaja con los infielders de Grandes Ligas de San Luis al inicio de los entrenamientos primaverales, y su impacto sigue vigente.

“He aprendido mucho [de Oquendo]”, dijo el segunda base de los Cardenales, Kolten Wong en el 2017. “Él me enseñó a convertirme en un buen defensor. Me enseñó cómo jugar este deporte de la manera correcta, como se juega en San Luis”.