Kelvin Herrera forjó un gran legado en K.C.

5 de marzo de 2021

SURPRISE, Arizona – Era finales del 2006 y René Francisco, el gerente general asistente del departamento de operaciones internacionales y de Grandes Ligas de los Reales, estaba haciendo su primer viaje a la República Dominicana tras unirse a la organización de Kansas City seis meses antes.

Los Reales iban a sostener un entrenamiento en su academia en Salcedo, con la encomienda de ver de cerca a algunos de los prospectos de esa área. Después de que los jugadores invitados a los entrenamientos finalizaron su exhibición, Francisco platicaba con varios coaches de los Reales en la academia cuando un escucha se acercó a él y le dijo que tenía a un jovencito con un buen brazo quien tiró después de la sesión. A los Reales podría interesarles.

Entonces, Francisco y su grupo se dirigieron de regreso al terreno y vieron lanzar a un escuálido y pequeño lanzador. Francisco quedó impresionado con la rapidez del brazo del muchacho, la rotación de su bola y la competitividad que mostró sobre el montículo. Su veredicto fue rápido: Fírmenlo.

“Y ésa es la historia de la firma de Kelvin Herrera”, declaró Francisco.

Durante la siguiente década, Herrera pasó de ser un jovencito de 17 años de edad quien firmó por tan sólo US$15,000 después de una inesperada exhibición a uno de los mejores relevistas de la Gran Carpa. Tras 10 temporadas en las Mayores, el derecho dominicano anunció su retiro mediante una publicación en inglés y en español en su cuenta de Twitter que empezaba con un “Gracias, béisbol”.

Su retiro hizo eco a lo largo de la organización de los Reales, debido a lo que el derecho significó para el club como lanzador y como persona. Herrera, de apenas 31 años, hizo su debut en Grandes Ligas por Kansas City a la edad de 21 años en 2011 y del 2012 al 2018, el lanzallamas derecho fue uno de los mejores preparadores de mesa – y eventual cerrador— del juego. En el 2014, registró una diminuta efectividad de 1.41 en 70 juegos por los Reales, seguido por 2.71 en 72 presentaciones al año siguiente, recibiendo sus primeras dos convocatorias al Juego de Estrellas. Fue pieza clave de aquel título de Serie Mundial en el 2015 para los Reales, tras lanzar 3.0 entradas en blanco en el decisivo Juego 5 para permitirles a los Reales armar un ataque y mandar el partido a extrainnings.

“Significó mucho para nosotros”, elogió Francisco. “Era bajito de estatura, pero con un corazón enorme. Su cambio era devastador. Simplemente su agresividad, su coraje y la valentía que siempre mostró en el montículo”.

Herrera es parte de la historia de los Reales: El dominicano es el líder de por vida en postemporada del equipo en presentaciones (22) y ponches (38, empatado con Wade Davis), mientras que ocupa el tercer puesto en promedio de efectividad (1.26). Pero hubo un tiempo en el que pensó que nunca llegaría a las Mayores. De hecho, estaba listo para tirar la toalla.

Mientras lanzaba por Clase-A, el brazo de Herrera comenzó a dolerle. El proceso de recuperación fue largo y desafiante. Herrera se sentía tan frustrado que durante unos entrenamientos primaverales, decidió visitar a Víctor Báez, el coordinador de los Reales en su Academia de Béisbol Dominicana, para preguntarse si debería retirarse del béisbol.

“Estaba cansado”, relató Báez. “Quería renunciar. Gracias a Dios yo estaba ahí en ese momento, porque tuve la oportunidad de hablar con él y explicarle que sería una mala decisión en aquel momento. Tomó la decisión correcta y siguió luchando. Y tan pronto se recuperó, tomamos la decisión de convertirlo en relevista. Y después de eso, todo sucedió rápido. El muchacho debutó en Grandes Ligas y luego fuimos a la Serie Mundial, y todo cambio para él”.

Para muchos en la organización de los Reales, eso es lo que más recuerdan acerca de Herrera, verlo luchar contra la frustración mientras se rehabilitaba en Arizona durante mucho tiempo. Cuando llegó a Kansas City, todo valió la pena.

“Pudo llegar a las Grandes Ligas, obtuvo la oportunidad y nunca se rindió”, destacó Báez. “Recibió una oportunidad y nunca miró hacia atrás”.

Mientras Herrera crecía como jugador en Kansas City, su confianza aumentaba. Llegó a formar uno de los mejores cuerpos de relevistas de Grandes Ligas junto a Davis, Greg Holland y Ryan Madson. Su rutina de preparación y ética de trabajo servían de inspiración para sus compañeros jóvenes. El bullpen de los Reales fue emblemático de las ediciones del equipo tanto en el 2014 como el 2015, y Herrera fue pieza clave. A lo largo de ocho campañas en Kansas City, Herrera registró efectividad de 2.75 y 438 ponches en 441.1 entradas.

Y cerca del final de su ciclo con los Reales, el dominicano adoptó el papel de líder de un relevo joven. Cuando los Monarcas quedaron fuera de la pelea en el 2018, el diestro fue enviado a los Nacionales. Luego, firmó con los Medias Blancas y Cachorros en los últimos dos años.

Sin embargo, Kansas City siempre será el lugar donde Herrera creció.

“Es parte bien especial de la historia de los Reales”, aseguró el gerente general de Kansas City, Dayton Moore. “Lo vimos crecer como jugador y como persona y convertirse en un gran esposo y padre. Nos sentimos bien orgullosos de él, por lo que ha sido capaz de lograr”.