Algunas veces, cuando las cosas no son para ti, pues no son para ti.

En el Juego 2 de la Serie Mundial entre los Astros y los Filis en el Minute Maid Park la noche del sábado, una victoria para Houston por 5-2, Kyle Schwarber pensó que había dado un jonrón durante su turno en el 8vo inning. Pero no fue así. Y a los pocos minutos estuvo – otra vez-- muy cerca de llevarse la cerca, nuevamente sin suerte.

Por favor, permítannos explicarnos.

Schwarber aporreó una recta en cuenta de 2-2 del relevista dominicano Rafael Montero que viajó una distancia de 403, según la proyección de Statcast, por la línea del jardín derecho -- un batazo muy alto y bien cerca del poste -- hasta caer bien lejos en la tribuna.

La conexión, en primer momento, fue decretada como batazo en zona buena y por lo tanto jonrón, y Schwarber comenzó a trotar tras dar lo que pensaba había sido su cuarto vuelacercas de la postemporada. Pero justo después de cruzar el plato la sentencia fue cambiada a foul. Luego, los umpires se reunieron y mandaron ellos mismos a revisar el batazo. La repetición dejó claro que el batazo, en efecto, había cruzado en zona de foul.

De vuelta en el cajón de los bateadores, Schwarber procedió a batear otro largo tablazo hacia el jardín derecho con el siguiente lanzamiento – esta si estaba sin dudas en zona buena – y mandó hasta la pared al jardinero derecho de los Astros, Kyle Tucker. Por un segundo, pareció que Schwarber finalmente iba a dar un bambinazo después de todo. Hasta levantó un poco la cabeza para ver bien la bola apenas salió del cajón. Pero Tucker midió bien el batazo e hizo la atrapada pegado contra la pared.

Al final, Schwarber terminó haciendo dos swings y mandó la pelota a unos 756 pies, combinando ambos tablazos. Usualmente, cuando eso pasa, usted se apunta uno o dos jonrones en el boxscore. Pero no era la noche de Schwarber, quien tuvo que conformarse con un “F-9” en la hoja de anotación.