Laureano maravilló a todos en la serie vs. Boston

5 de abril de 2019

Bryce Harper estuvo encendido en sus primeros juegos en Filadelfia. Paul Goldschmidt fue una pesadilla para los lanzadores de los Cerveceros en Milwaukee. Christian Yelich no deja de dar palos.

Pero puede que sea el dominicano Ramón Laureano, jardinero central de los Medias Rojas, quien haya tenido la serie más impresionante de todos.

El jueves, Laureano consiguió su tercera asistencia desde los jardines en cuatro juegos contra los Medias Rojas, al retirar al actual Jugador Más Valioso de la Liga Americana, Mookie Betts, en la novena entrada durante la victoria de Oakland por 7-3.

Betts se encontraba en la primera almohadilla en la novena entrada cuando Andrew Benintendi dio un globito que cayó de hit frente a Laureano en el bosque central. El estelar de Boston fue agresivo corriendo las bases, intentando avanzar de primera a tercera sin outs y con su equipo abajo por cuatro carreras. Laureano corrió 77 pies para fildear la bola, tirar a la antesala y lograr el out.

“Debí saberlo”, reconoció Betts. “Ha puesto out a todo el mundo”.

“Betts leyó bien el batazo”, añadió el manager de los Atléticos, Bob Melvin. “Parecía que llegaba sin problemas de primera a tercera. Pero vino Ramón y tiró como un infielder”.

Los Atléticos se llevaron una impresionante serie ante los Medias Rojas al ganar tres de los cuatro juegos contra los vigentes campeones de la Serie Mundial. Y las huellas de Laureano estuvieron por todas partes.

El espectáculo comenzó el lunes durante el primer juego, cuando el quisqueyano fildeó un sencillo de Mitch Moreland en plena carrera durante la segunda entrada y mandó un balín a 96 millas por hora –sin poder prepararse mucho—hasta el plato para fusilar a Xander Bogaerts, un disparo de 270 pies según Statcast. Eso fue todo lo que necesitó el abridor de los “Verdes”, Aaron Brooks, pues Laureano lo sacó del único atolladero en el que estuvo ante el imponente lineup de Boston.

La próxima noche, Laureano dejó boquiabiertos a los que creían que no era posible repetir otro tiro así. Con Oakland arriba 1-0 en la parte alta del noveno el martes, el quisqueyano tomó una pelota que rebotó contra la pared entre el jardín central y el derecho y sacó otro poderoso lanzamiento para inmolar otra vez a Bogaerts, esta vez en tercera.

Bogaerts pareció visiblemente frustrado después del out, y ni siquiera pidió la repetición.

“Otra vez, hombre”, suspiró Bogaerts. “Me dije, ‘No hay forma de que lo haga otra vez. Ni siquiera vi la repetición, porque en lo que me lancé en tercera sabía que (Matt) Chapman me había tocado antes de que yo llegara a la base. Yo sabía que había sido out.

“¿Cómo puede hacer eso dos noches seguidas? La próxima vez no voy a correrle”.

Bogaerts no volvió a retar el brazo de Laureano, pero Betts aprendió su propia lección el jueves. Podemos estar seguros de que los Medias Rojas van a estar conscientes de la presencia de Laureano en el jardín central por mucho tiempo.

“Ramón tiene un talento bien especial. Lo he visto hacer muchas jugadas así”, confesó Jackie Bradley Jr., el guardabosque central de los Medias Rojas y ganador del Guante de Oro. “No me sorprende.”

Laureano no se hizo un nombre apenas esta semana. Eso sucedió el año pasado con su increíble tiro de 321 pies para completar una doble-matanza contra los Angelinos en agosto, una de las mejores jugadas defensivas de los últimos tiempos. Pero con más tiempo de juego este año, Laureano se está ganando una fama que podría ayudarlo a ganar un Guante de Oro.

Hasta los momentos, Laureano tiene 12 asistencias en sus primeros 57 juegos de Grandes Ligas, lo que lo convierte en el jugador que más rápido llega a la docena de asistencias desde Jeff Francouer (52 juegos) con los Bravos en el 2005, de acuerdo con el Elias Sports Bureau.

Y mejor aun para los Atléticos es que el bate de Laureano se está encendiendo tras un arranque lento en el plato. Conectó jonrones lunes y miércoles, y luego añadió un sencillo y una base robada. Ese tipo de ofensiva es suficiente cuando se cuenta con un guante, y un brazo, como los de Laureano.

“Uno tiene que obligarlo a hacer esas jugadas y él las hizo todas”, apuntó Betts. “Hay que quitarse el sombrero. Hizo un excelente trabajo”.