Los peloteros boricuas encuentran dónde jugar este invierno en LVBP

4 de diciembre de 2017

fue un caso particular en la temporada del béisbol invernal venezolano el año pasado. En un circuito donde vio acción más de un centenar de peloteros extranjeros, él fue el único puertorriqueño en formar filas con algún equipo de la LVBP. Hoy, circunstancias desafortunadas han hecho que eso sea muy distinto y el derecho es ahora el integrante más experimentado en un grupo que pasa de la decena.
La doble tragedia natural que asoló Puerto Rico es responsable de que las cosas hayan variado este año para los gerentes del torneo suramericano, acostumbrados a contratar agentes libres procedentes de la República Dominicana y jugadores de Ligas Menores nacidos en Curazao, Colombia, Canadá y los Estados Unidos.
Los ocho clubes que ven acción en la tierra de Luis Aparicio han encontrado una veta inesperada en la Isla del Encanto y tratan de aprovecharla. Pero es una situación compleja, porque aquellos que llegan mantienen su cabeza y el corazón en su tierra natal.
"Es un poco difícil", reconoce Efraín Nieves, lanzador que hace 12 meses defendía los colores de los Tiburones de Aguadilla y hoy viste la camisa de los Leones del Caracas. "Uno tiene que mantener la calma, pero pensando siempre en la familia, los amigos, y si están pasando necesidades".
Los huracanes Irma y María devastaron Borinquen y otras ínsulas caribeñas entre agosto y septiembre. Hubo decenas de muertes, miles de personas damnificadas y centenares de miles de habitantes quedaron durante semanas sin los servicios mínimos.
"Mi esposa y mi hija estaban conmigo en Estados Unidos, pero fue devastador", señaló Rey Navarro, quien por estas fechas debería estar reforzando a los Criollos de Caguas y en cambio actúa como importado de los Tigres de Aragua. "Mi mamá y mis hermanos sí estaban allá y fue difícil, porque las comunicaciones se afectaron. Fue devastador, aunque gracias a Dios todo pasó. Tienen salud y un techo".

La Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, como muchas otras actividades, debió ajustarse a la nueva realidad. Mientras los ciudadanos boricuas van retomando su vida normal, reconstruyen lo destruido y reestablecen los servicios, los equipos acordaron disputar un torneo reducido al mínimo, a partir del 6 de enero. En menos de un mes, decidirán al campeón.
Los clubes también optaron por dar carta libre a sus peloteros, a fin de que se sumaran a otros circuitos del béisbol invernal. Podrían así mantener su ingreso familiar y conservarse en buenas condiciones físicas, con el objetivo de participar luego en la campaña relámpago que se celebrará en el primer mes de 2018, sin necesidad de hacer pretemporada.
Así llegaron Navarro y Nieves, pero también los lanzadores Fernando Cruz y Andrés Santiago, los jardineros Danny Ortiz, Anthony García, Henry Ramos y el camarero David Vidal. Ya en diciembre, García es la única baja, por lesión.
Se trata de un cambio drástico en el panorama habitual de la LVBP. Albaladejo iba a ser el único de los suyos en llegar al país de Luis Aparicio, y eso iba a ser así porque es agente libre en su nación, tiene buena relación con los escualos y, dice, con La Guaira se siente como en su tierra.
"Tuve muchos compañeros y amistades venezolanos en las Ligas Menores", cuenta el ex grandeliga de los Nacionales de Washington, Yankees de Nueva York y Diamondbacks de Arizona, esbozando una sonrisa. "Sin mentir, 90 por ciento de las personas con las que más compartí en ese tiempo lo eran. Ya había comido muchas arepas".
Como varios platos nacionales incluyen pasta, arroz, cerdo, plátanos y frijoles, hay posibilidad de coincidir con los gustos boricuas. Pero igual hay opciones gastronómicas internacionales. Siempre se puede conseguir una hamburguesa o una pizza.
Esta es la segunda oleada de puertorriqueños en la pelota venezolana. Otro tanto ocurrió en la justa 2007-2008, coincidiendo con la cancelación de aquella edición de la liga en la Isla del Encanto por dificultades de sus divisas. Albaladejo es el único sobreviviente entre los 16 que entonces cruzaron el mar para jugar en Suramérica.
"Yo era un lanzador muy diferente", advierte el diestro.
De aquella época, recuerda la algarabía de las tribunas como una de sus memorias más gratas. Es algo que no escapa a otros de sus paisanos.
"Los estadios tienen su fanaticada, hay buen ambiente para jugar", coincide Nieves, cuya escuadra le disputa a los Navegantes del Magallanes el privilegio de ser el conjunto con más seguidores en el béisbol de Venezuela.
El fervor de los aficionados ha sido una de las mayores motivaciones en la aventura de jugar béisbol caribeño tan lejos de su lugar de origen. También, claro, "seguir llevando los pesos a la casa", mientras Puerto Rico y su gente siguen poco a poco recuperando la normalidad, dejando atrás la tragedia de los huracanes Irma y María. En enero se reencontrarán con sus parques de siempre.

"Yo juego todo el año, soy bien fiebrúo", reconoce Navarro, anticipando que será uno de los que rematarán en su país la actual zafra invernal. Casi todos planean hacerlo.
Albaladejo es el único con otro proyecto. Le ha ido bien: comenzó diciembre como líder en victorias en su novena y colíder del circuito. Su contrato es por todo el campeonato y en eso también es una rareza entre sus compatriotas. Así como en la 2016-2017 fue el único representante de Borinquen, seguirá siéndolo en enero, cuando regresen al hogar el resto de sus compañeros de viaje.