Parece que todos los días Oswaldo Cabrera tiene algo que ofrecerle a la retina de los millones de fans que ven los partidos de los Yankees de Nueva York. Su defensa brilla en diferentes posiciones. Cabrera es un jugador más que útil que lo mismo ha hecho joyitas en tercera, el campo corto, segunda base o el jardín derecho.

Conversé con Cabrera, quien en Tampa recibió la visita de sus padres, quienes se veían más que orgullosos y emocionados de su hijo.

Cuando le pregunté sobre cómo fueron las emociones en el momento que le dijeron que iba para el equipo grande, me contó lo que vivieron tanto el cómo su familia.

“Fue único. Mi hermano estaba llorando igual que yo y mis padres. Mi hermano lo vivió como si fuera su propio logro.”

El nacido en Guarenas, Venezuela, logró tomarse un momento para apreciar la maravilla de haber llegado a las Grandes Ligas.

“Cuando caminé a la jaula de bateo por primera vez no lo podía creer. Ese estadio se veía gigante. Demasiadas emociones en mi mente y ni entendía como había llegado ahí.”

Algo hay diferente en este jovencito. Su entrega es palpable en cada jugada y cada turno al bate. No se veía a un Yankee lanzarse a las gradas para atrapar un foul desde Derek Jeter con su legendaria atrapada frente a Boston y Cabrera, recuerda aquellos jugadores del pasado que lo dejaban todo en el campo de juego. Su explicación a su estilo de juego fue la siguiente:

“Es amor por el juego lo que todos los días trato de dar. No importa en que posición me pongan dentro del terreno. Yo salgo a darlo todo. Mis padres me ensenaron a jugar con el corazón.”

Parece que la película de Oswaldo Cabrera ha empezado y sólo hemos visto un tráiler de la misma. Por ahora, el joven pelotero venezolano sólo agradece la oportunidad y sin el mismo saberlo, da pasos a convertirse en una de las piezas importantes de los Bombarderos del Bronx para los playoffs.

“No puedo explicarles lo agradecido que me siento. He sentido el apoyo de todos. Voy a seguir dando el 100%.”