PHOENIX – Cuando el patrullero de los D-backs, David Peralta, le pidió ayuda a Michael Brantley con su swing en el receso de temporada, el venezolano dijo que quería comenzar desde cero.

“Cualquier cosa que me digas, voy a confiar en ti”, le dijo Peralta a Brantley. “Esa es la mentalidad que necesito. Tengo que confiar”.

Brantley trabajó en las mecánicas de Peralta. Los primeros resultados se vieron en los campamentos, cuando cada pelota que conectaba el venezolano parecía ser de fuerza.

Pero hasta su jonrón de dos carreras del martes, en el triunfo de los D-backs 5-3 ante los Dodgers, el venezolano no había visto los frutos de ese trabajo en la temporada regular.

En medio de la frustración, Peralta recordó lo que le había dicho Brantley.

“Esto es nuevo para ti”, recordó Peralta. “Habrá altibajos, pero tienes que seguir confiando y trabajando. Habrá ocasiones en las que todo irá muy bien, pero ese no siempre será el caso. Si tienes un juego malo, no entres en pánico”.

En la derrota del lunes ante los Dodgers, Peralta llegó al plato con outs en la novena entrada para enfrentar a Walker Buehler, quien había dominado a placer a lo largo del partido.

Peralta se las ingenió para conectar un sencillo hacia la pradera derecha.

“Creo que su turno de ayer fue muy bueno”, dijo el manager de Arizona, Torrey Lovullo. “Alcanzó base con dos outs. Mantuvo su intensidad durante todo el turno”.

En general, el martes fue una gran noche para Peralta. Conectó doble en el primer inning e hizo una gran jugada a la defensiva.

En el octavo inning, llegó al plato para enfrentar a su compatriota y lanzallamas Brusdar Graterol.

“Para ser honesto, sólo quería bajarle el ritmo al juego. Respirar”, dijo Peralta. “No estaba buscando nada en específico. Sólo hacer buen contacto”.

El resultado fue un jonrón, el número 100 en su carrera.