¿Podrá Beltrán cambiarles la cara a los Mets?

5 de noviembre de 2019

La mañana del lunes, los Mets presentaron a uno de los jugadores más talentosos en la historia del club, Carlos Beltrán, como su nuevo timonel. Ahora, el equipo de Queens necesita que el puertorriqueño brille de tal manera en la cueva como lo hizo en el terreno de juego, porque se puede argumentar que los Mets no habían hecho una contratación tan importante de un manager desde Casey Stengel.

Contratar a un dirigente con nula experiencia no sólo es una maniobra arriesgada para los Mets, sino que es un movimiento aún más arriesgado – con mucho en juego – para su gerente general, Brodie Van Wagenen, quien nunca había ocupado un puesto gerencial en el béisbol hasta que los Mets lo contrataron mientras trabajaba para la agencia de entretenimiento y deporte Creative Artists Agency después de la campaña del 2018. Incluso si usted es uno de los fanáticos de los Mets más optimistas del planeta, el contexto aquí es un GG con un año de experiencia en su puesto contratando a un capataz sin experiencia previa.

“Fueron las fortalezas de Carlos las que al final lo llevaron a ser contratado”, dijo Van Wagenen durante la rueda de prensa para presentar a Beltrán en el Citi Field.

Nadie está cuestionando dichas fortalezas: El gran conocimiento que Beltrán tiene del béisbol, su posición en este deporte, sus dos décadas como jugador, el hecho de que ha venido preparándose para el puesto como asistente en la gerencia de los Yankees. Nadie pone en cuestión sus habilidades para comunicarse o la credibilidad que tendrá con los jugadores que recuerdan la clase de pelotero que fue hasta el día que decidió retirarse. O su manera de “relacionarse”, a la que Van Wagenen hizo gran referencia. Claramente, Beltrán conectó los más recientes jonrones de su carrera durante el proceso de entrevistas con los Mets.

Lo mismo le pasó a Mickey Callaway hace un par de años, cuando prácticamente se echó a los Mets a la bolsa.

Hemos sido testigos de que la experiencia previa como capataz cada vez importa menos en Grandes Ligas, ni siquiera la clase de experiencia que el boricua Alex Cora tuvo como coach de la banca en Houston y su compatriota Davey Martínez como mano derecha de Joe Maddon en Tampa Bay. Aaron Boone pasó de cronista de televisión a la cueva de los Yankees y ahora es el primer timonel de los Bombarderos del Bronx en ganar 100 juegos o más en sus primeras dos temporadas. David Ross ha pasado de analista de televisión a dirigir a los Cachorros.

Por supuesto, esto puede funcionar, y puede funcionar muy bien, hasta colocar a los Mets de regreso en la cima del béisbol por primera vez desde 1986. Pero tiene que funcionar para los Mets, que no sólo tienen que encontrar una manera de ganar el título del Este de la Liga Nacional – que luce como una de las divisiones más disputadas de Grandes Ligas para el 2020 – sino que también deberán lograr algo más: Lucir como ganadores una vez más en su propia ciudad. Y eso significa lograr algo mejor que un récord de 86-76.

La competencia con los Yankees es real, aun cuando juegan en ligas diferentes y solamente se ven las caras en acción de Interligas. Pero más real es la competencia con los Nacionales (ahora campeones de la Serie Mundial), los Bravos (bicampeones del Este de la Nacional) y los Filis (quienes deberán mejorar bajo el mando de su nuevo manager Joe Girardi, a quien los Mets hicieron de lado).

Y, a propósito, aun cuando esto suene como una locura después de lo que hemos visto en los últimos dos años, honestamente creo que los Marlins volverán a ser un buen equipo, quizás más temprano que tarde.

Los Mets se mostraron como una escuadra preparada para ganar el año pasado. Y seguirán siéndolo en mayor grado en el 2020. Si logran ganar el próximo año, no lo van a hacer porque piensen que otro Pete Alonso viene en camino desde su finca. Lo van a lograr gracias a su pitcheo abridor de élite y gracias a Alonso, Michael Conforto, Jeff McNeil y J.D. Davis, que les dieron a los Mets un empujón ofensivo mayor al que se esperaba en el Citi Field.

En cuanto a la exigencia que representa dirigir en Nueva York, sabemos que Beltrán puede manejarla. Así lo demostró con los Mets y con los Yankees. El puertorriqueño será capaz de lidiar con los aspectos diarios de dicha presión, en dos idiomas, incluyendo los retos del día a día con los medios de comunicación.

Pero después de todo eso, la clave estará en cómo Beltrán se desempeñe en la cueva, dirigiendo el juego, dirigiendo a su gente y lidiando con el ambiente hostil de la Gran Manzana. Tratará de encontrar la manera de llevar a los Mets de regreso a la postemporada. Y quizás llegue a ganar una Serie Mundial. ¿Saben ustedes cuántos managers en la historia de los Mets han logrado esa hazaña? Sólo dos: Gil Hodges y Davey Johnson. Otros tres capataces han llevado al equipo a disputar la Serie Mundial: Yogi Berra, Bobby Valentine y Terry Collins.

Ahora le toca a Beltrán.

“No veo la hora de volver a escribir nuestra historia con los Mets de Nueva York”, exclamó Beltrán el lunes.

No. Beltrán necesita escribir su propia historia. Ha habido 21 capataces anteriores en los Mets, pero ninguna contratación ha sido más importante que ésta. Pregúntenles a los fanáticos de los Mets: Ellos quieren que Beltrán haga más que sólo saber comunicarse.