Trei Cruz acababa de terminar de trabajar en el gimnasio la semana pasada y se dirigía a casa cuando su teléfono comenzó a vibrar. La llamada era de Ryan Garko, vicepresidente de los Tigres, quien en su rol de supervisor del desarrollo de jugadores para uno de los mejores sistemas de granjas en el juego, ha seguido la carrera de Cruz en la organización durante cuatro años.
Las llamadas de Garko pueden impulsar o arruinar carreras. Para Cruz, la noticia lo hizo llorar: ahora está en el roster de 40 jugadores de los Tigres.
“Estaba emocionado”, admitió Cruz. “Derramé un par de lágrimas, lo admito. Lágrimas de felicidad. Estaba extasiado, de verdad”.
No es exactamente un llamado a las Grandes Ligas, pero pone a un jugador en posición de ser llamado en cualquier momento. Garantiza un lugar en el campamento de ligas menores para los Entrenamientos de Primavera. Igual de importante para Cruz, es una señal de que la organización lo valora lo suficiente como para no arriesgarse a perderlo en el Draft de Regla 5.
“Mi papá estaba fuera de la ciudad”, contó, “pero a mi mamá pude llamarla y estaba llorando. Estaba gritando por teléfono, llorando, emocionada. Fue un momento de orgullo para ella como madre”.
“Al llamar a mi abuelo también, estaba extremadamente emocionado. Está tratando de comprar una cantidad de cosas de los Tigres ”.
Una rareza con eso: su abuelo es la ex estrella de los Astros, el boricua José “Cheo” Cruz Sr.
“Él no puede hacer demasiado”, confesó Trei, “porque tiene que apoyar a sus Astros”.
El béisbol ha tenido muchas historias generacionales recientemente. El dominicano Vladimir Guerrero Jr., Bo Bichette y Daulton Varsho se quedaron a un pelo de un título de Serie Mundial con los Azulejos. Bobby Witt Jr., quien ganó un título de bateo y terminó segundo en la votación para JMV de la Liga Americana en el 2024, ganó un Guante de Platino este mes. Los hijos de los ex liga mayoristas Reggie Willits y Matt Holliday fueron la primera y cuarta selección general en el Draft de MLB en julio.
Cruz es la tercera generación en una familia de béisbol. Su abuelo José Cruz es miembro del Salón de la Fama de los Astros y una leyenda en Houston, donde pasó 13 de sus 19 temporadas como jugador de Grandes Ligas, además de 13 como coach. José “Cheito” Cruz jugó 12 años y fue una estrella en Toronto, donde nació Trei.
Con esa historia, el éxito podría haber parecido inevitable cuando los Tigres seleccionaron a Trei en la tercera ronda del Draft del 2020. Pero su camino ha sido cualquier cosa menos fácil.
La decisión parecía ideal, un campocorto ambidiestro de la tradicional potencia Rice University, con la habilidad física para jugar casi en cualquier lugar, uniéndose a una organización que necesitaba infielders formados en casa. Una vez que su papá se unió al staff de coaches de A.J. Hinch unos meses después, se convirtió en un asunto familiar.
“Definitivamente lo más importante que me han enseñado es cómo manejar el fracaso”, dijo Trei sobre su papá y su abuelo poco después de ser seleccionado en el Draft. “Porque el béisbol es un juego de fracasos”.
Esas lecciones le sirvieron bien una vez que comenzó su carrera profesional. Cruz bateó solo .161 en tres niveles en su primera temporada en el 2021. Mostró progreso en general en el 2022 y se ganó un ascenso al final de la temporada a Doble A Erie, donde disputó 299 juegos durante los siguientes cuatro años.
Cruz jugó un papel clave en los títulos consecutivos de la Eastern League para los SeaWolves, pero no lo tuvo fácil para ganarse un ascenso a Triple A Toledo.
“Erie me enseñó mucho”, confesó Cruz. “Es una batalla, tienes que esforzarte mucho. La gente dice que Erie no es el destino más fantástico, pero ¿sabes qué? Aprecié mi tiempo allí y aprendí mucho. Estoy agradecido de ser alguien que pudo jugar todos los días allí”.
Hace dos años, Cruz trabajó con su papá —para entonces el manager de Rice— para ajustar su swing y producir más poder desde sus caderas y la parte inferior de su cuerpo. En lugar de buscar jonrones, adoptó más una mentalidad de dobles. También se tomó en serio la filosofía organizacional de los Tigres de dominar la zona de strike y redujo su tasa de swings a lanzamientos malos.
Luego, al igual que muchos prospectos de infield de los Tigres, vino la versatilidad posicional. Después de que Cruz trabajó alrededor del cuadro interior sus primeros dos años, Detroit lo hizo probar el jardín central, la posición donde su papá y su abuelo comenzaron sus carreras.
“Creo que la parte del center es algo de orgullo para mí”, dijo, “porque vengo de una familia de outfielders. Y eso es algo que pude aprender rápidamente porque tener la ayuda de mi abuelo y mi papá, quien fue Guante de Oro, realmente me ayudó a hacer esa transición más fácil. Y estoy agradecido de que los Tigres me permitieran hacer esa transición”.
Cruz no solo fue un jugador destacado en Erie en el 2024, sino que fue un líder veterano. Pero justo cuando parecía cerca de un ascenso, se desgarró el ligamento colateral cubital en su codo, lo que provocó una cirugía Tommy John que puso fin a su temporada. Se rehabilitó a tiempo para los Entrenamientos de Primavera y obtuvo casi una docena de visitas al plato en el campamento de Grandes Ligas, pero no pudo entrar en un saturado roster de Toledo.
Así que regresó a Erie. Respondió con el mejor año de su carrera. Finalmente, cuando los prospectos Kevin McGonigle y Max Clark fueron ascendidos a Erie, Cruz fue a Toledo. No solo se mantuvo firme, sino que superó sus números de Erie.
Las estadísticas combinadas muestran el despegue que había estado buscando: .279/.411/.456, con 33 dobles, 13 jonrones, 66 carreras impulsadas, 95 carreras anotadas y 17 bases robadas. Negoció 102 bases por bolas en 127 juegos. Jugó seis posiciones diferentes.
“Al comenzar este año después de operarme del codo, quería fijarme una meta”, contó Cruz. “Iba a volver mejor, volver más fuerte, e iba a entrar en este roster de 40 jugadores de una forma u otra”.
Los Tigres lo mantuvieron en Toledo para que siguiera entrenando mientras el club grande jugaba la postemporada, la primera señal de cuánto lo había llegado a valorar Detroit. Luego vino la llamada.
Ahora, convertirse en la tercera generación de los Cruz en las Grandes Ligas ya no parece un sueño.
“Fue un momento surrealista”, terminó Cruz. “Es algo en lo que he trabajado desde que fui seleccionado en el Draft”.