Marcando la diferencia con el poder de una gran sonrisa

18 de septiembre de 2019

Cuando él entra al lugar, sonríe. Luego ellos sonríen. Finalmente, una mañana ordinaria se convierte en una verdadera fiesta cuando y donde sea que Eduardo Escobar dice presente en uno de los varios eventos caritativos que lo convirtieron en el nominado de los Arizona Diamondbacks para el Premio Roberto Clemente.

“Es un verdadero privilegio ser nominado para este galardón”, dijo Escobar, quien estaba tan entusiasmado que llamó a su esposa Eucaris por teléfono apenas se enteró de la noticia.

“No se trata del premio en particular, sino que lo que me emociona más que nada es el nombre de la persona que éste conlleva. Roberto Clemente era un hombre extremadamente generoso y humilde que amaba ayudar al prójimo. Eso es lo que más me enorgullece”.

La persona que le dijo que él estaba nominado fue Debbie Castaldo, la Vicepresidenta de Impacto Corporativo y Comunitario de los D-backs que ha visto los resultados de la generosidad de varios peloteros en persona a través de los años.

 “Luis Gonzalez obviamente creó el estándar. Miguel Montero, Justin Upton y Paul Goldschmidt también se destacaron hacienda grandes cosas, pero Eduardo es algo especial”, opinó Castaldo. “Él quiere salir a ayudar a la comunidad cada semana que jugamos en casa”.

Escobar arribó a Arizona en Julio del 2018 proveniente de un canje con los Minnesota Twins, y lo que la comunidad en el desierto no tardó en comprender es que su nuevo jugador de cuadro cuenta con un corazón más grande que su total de carreras impulsadas en triples dígitos y mejor cantidad de cuadrangulares, triples, carreras anotadas y porcentaje de slugging obtenido en el 2019. 

No importa si su rutina previa al juego se ve irrumpida, ya que él se esmera por ir a inspirar y alegrar a niños hijos de refugiados de varios rincones del mundo en la Escuela Valencia Newcomer. Pueden ser las 9 de la mañana en un jueves, apenas 12 horas después de haber aterrizado en Phoenix tras una derrota durísima en la altura de Colorado, y él estará regalando útiles escolares dentro de un autobús escolar especialmente diseñado.

“La sonrisa es el mejor regalo que un niño me puede dar. El verlos sonreír ya me hace feliz, y hacerlos felices en un momento difícil lo es todo para mí”, expresó Escobar, quien se crió con pocos recursos en el humilde barrio venezolano de La Pica.

Él tuvo que trabajar en la calle desde que tenía 7 años de edad para poder ayudar a su madre a poner comida en la mesa, así que la educación formal no era algo que estuviese fácilmente a su alcance. Es por eso que él se enfoca en darle a los chicos las oportunidades que él nunca tuvo.

 “Cada vez que tenga la oportunidad de ir a una escuela o a visitar a unos niños, lo haré. Yo voy a verlos para motivarlos y enseñarles que pase lo que pase en la vida uno siempre puede salir adelante. Yo nunca perdí mi fe ni bajé los brazos, y no quiero que ellos lo hagan”, dijo el pelotero de 30 años de edad.   

“Es por eso que yo trabajo. Yo quiero que la juventud vea los sacrificios que hacen sus padres (por ellos). Eso es lo más vital en la vida. En los momentos difíciles, los padres de uno se esmeran para poder sacarte un pasaje o hacer lo que sea para que sus hijos estén bien”.

 Los esfuerzos de Escobar llegan mucho más allá de sus visitas a las diversas escuelas de Arizona. Una vez que él llega allí, motiva a los estudiantes a sacarse excelentes notas invitando a los jugadores de béisbol y softball que rinden a un nivel estelar con papel y lápiz en mano a prácticas de bateo en Chase Field y a cenas deliciosas anuales en el restaurante brasileño Fogo de Chao gracias a la Fundación Eduardo Escobar.  

“Eduardo ha logrado contar con un impacto inmediato en esta organización en muy poco tiempo gracias a su generosidad. Su pasión por el béisbol es igual a la que él posee por la caridad, y tanto los D-backs como la ciudad de Phoenix son mejores gracias a él”, dijo Derrick Hall, Presidente y CEO de los D-backs.

Los ejecutivos de los D-backs no son los únicos que se ven impresionados por el impacto y el alcance de Escobar en la comunidad. Sus compañeros y entrenadores latinos también se han visto conmovidos y motivados a poner su granito de arena tras ver a Escobar en acción en lo que se podría llegar a denominar como el “Efecto Escobar”.

Uno de ellos es Yoan López, el relevista cubano de 26 años que fomentó una relación de pupilo y mentor con Escobar desde que ambos fueron juntos al Hospital de Niños de Phoenix.

“Yo simplemente recuerdo a este niño que venía por el pasillo y estaba muy mal, eso me rompió el corazón. Estoy seguro de que eso también le rompió el alma a Escobar, ¡pero luego él se acercó al chico con la sonrisa más grande del mundo y el niño también sonrió! Eso fue inolvidable”, dijo López, quien está disputando su primer temporada entera con los D-backs.

“También recuerdo que salíamos del hospital y Eduardo me dice que es imperativo para nosotros el poder mantener las cosas en perspectiva, sin quejarnos de algunas de esas cosas que solemos tomar por garantizadas, ya que esos niños la pasan mucho peor todos los días”.

Para Escobar, esa perspectiva le permite recordar la manera en que sus esfuerzos generan un cambio positivo a diario y como la importancia de “obtener la mayor cantidad de aliados posibles para grandes causas” como López es algo vital. 

“Eso es muy importante. Que la gente se quiera unir a la causa de uno. Eso es lo más importante, unirnos todos y trabajar en conjunto para darle un futuro a la juventud y sacarla adelante. Es difícil cuando voy a un hospital y veo a un niño en una incubadora es algo fuerte, pero me encanta cuando me hacen preguntas”, dijo Escobar.  

 “Son momentos difíciles los que estamos pasando en el mundo actualmente, y el efecto que un grupo de gente famosa o de Grandes Ligas apoyando a los jóvenes de forma unida es algo que todo el mundo va a querer emular”.

Detrás de cada gran hombre, por supuesto, hay una gran mujer. Esa mujer para Eduardo es su esposa Eucaris, quien se ocupa de manejar los aspectos del día a día de la fundación y lo acompaña a la mayor cantidad de eventos caritativos que puede.

“Eucaris es una mujer que lucha conmigo y me apoya en todo. Es impresionante lo que ella hace con una familia de 5 hijos y ella siempre pendiente de todo”, reconoció Escobar.

“Se preocupa mucho por la juventud. Nosotros somos personas bendecidas, y tenemos que devolver todo ese amor y cariño de alguna manera”.

Escobar todavía tiene muchos objetivos y ambiciones que le quedan por cumplir tanto dentro como fuera del diamante, pero su legado es algo que él ya tiene bien claro.

“Estoy súper orgulloso de (los D-backs), una organización que siempre me ha apoyado a mí y a mi familia. Siempre voy a trabajar duro y voy a esmerarme dando lo mejor de mí para ganar y sacar al equipo adelante.

“Espero que mi legado sea el de un muchacho humilde en todo sentido. El de alguien que siempre estuvo sonriendo y haciendo sonreír, dándole alegría a la gente. Cuando me retire del béisbol, quiero que la gente les diga a mis hijos que su papá fue una persona muy humilde que siempre dio un buen ejemplo”.