deGrom escribe su propia leyenda en Mets

14 de febrero de 2021

Ahora los Dodgers tienen a todos esos ganadores del Cy Young, Clayton Kershaw y David Price y Trevor Bauer. Los Padres adquirieron a su propio ganador del Cy Young cuando adquirieron al zurdo Blake Snell de los Rays este invierno. Hace poco más de un año, los Yankees, necesitados de un as, gastaron US$324 millones en Gerrit Cole. Ustedes saben lo que Bauer acaba de recibir de los Dodgers. Jacob deGrom es todavía el mejor lanzador de Grandes Ligas.

deGrom no ganó su tercer Premio Cy Young por los Mets en la campaña del 2020 acortada por la pandemia; Bauer lo superó. Bauer sólo ganó un juego más que deGrom, pero su promedio de efectividad fue un sorprendente 1.73. Incluso en la temporada en la que no pudo ganar el codiciado trofeo por tercera vez consecutiva, esto es lo que deGrom hizo:

Mejoro su efectividad de 2.43 (en 2019) a 2.38, y finalizó con marca de 4-2 en 12 aperturas para un equipo que tuvo récord perdedor. Ponchó a 104 en 68 innings. Diseminó solamente 47 hits en esos 68 episodios, lo que significa que su tasa de ponches por cada imparable permitido fue más de 2:1. El derecho promedio casi 14 ponches por cada nueve entradas.

A través de los años, deGrom no ha recibido el apoyo ofensivo suficiente, o sale de los partidos con el marcador a favor y el bullpen de los Mets termina traicionándolo. Aun así, cada quinto día sale a tirar poderosas rectas y sliders para dominar a quien se le ponga enfrente una vez más.

Sigue trabajando bajo el contrato de US$137.5 millones que firmó en 2019. En cada una de las siguientes dos campañas ganara US$33.5 millones. Incluso a esos precios, el muchacho es una ganga. Y apenas tiene 32 años de edad.

deGrom se dio a conocer en el mundo de béisbol, realmente, en la Serie Divisional de la Liga Nacional con los Mets en 2015 en contra de los Dodgers, una que Nueva York ganó en cinco juegos en camino a la Serie Mundial, donde deGrom perdió su primer juego de postemporada. Inició – y ganó – dos encuentros en contra de los Dodgers, y terminó la SDLN con 1.38 de EFE y 20 ponches en 13 innings. Desde entonces ha sido un fijo lanzador de lujo en la rotación de los Mets.

Primero era Matt Harvey quien estaba supuesto a convertirse en la gran estrella de la rotación. Luego llegó Noah Syndergaard, con esa melena rubia y un apodo de superhéroe -- Thor. Harvey batalló con las lesiones con Nueva York, y está tratando una vez mas de regresar, esta vez con los Orioles. Syndergaard actualmente se recupera de una operación Tommy John. Es deGrom, quien se sometió a la cirugía Tommy John hace una década después de sólo una temporadas en ligas menores, quien se ha convertido en el mejor y más consistente pitcher que los Mets han tenido desde el gran Tom Seaver.

Dwight Gooden, por supuesto, lució espectacular cuando era un jovencito, especialmente en 1985, cuando ostentó marca de 24-4 a la edad de 20 años y tuvo un promedio de efectividad al estilo de Bob Gibson de 1.53. Mientras que la carrera de Gooden eventualmente se descarrilló por las lesiones y sus problemas con las drogas, ha sido deGrom el pitcher más consistente y duradero en Queens. En las últimas dos temporadas completas con los Mets, deGrom permitió solamente 306 hits en 421 entradas y ponchó a 524.

deGrom tiene foja de 25-19 y 2.10 de EFE en las últimas tres campañas. En la era de la pelota viva (desde 1920), sólo seis pitchers registraron un promedio de efectividad tan bajo en un trecho de tres temporadas en el cual hicieron por lo menos 75 aperturas: Hal Newhouser (1944–46), Sandy Koufax (tres veces), Bob Gibson (dos veces), Greg Maddux (tres veces), el dominicano Pedro Martínez (dos veces) y Clayton Kershaw (cuatro veces). Cinco de esos seis serpentineros ya están en el Salón de la Fama; el otro llegará eventualmente.

Existe un puñado de compañeros que han sido testigos de la exitosa trayectoria de deGrom desde aquel maravilloso octubre del 2015. Terry Collins fue su manager, y luego Mickey Callaway, y ahora el dominicano Luis Rojas. Pero la persona que ha tenido el asiento de primera fila para todo lo que deGrom ha hecho es el cronista de radio de los Mets, Howie Rose. Rose asistió a la preparatoria Cardozo High School en Bayside, Queens, y también fue alumno en Queens College. Rose era un adolescente de 15 años cuando vio a Seaver y a sus compañeros convertirse en los Milagrosos Mets en 1969.

Ésto fue lo que dijo acerca de deGrom el sábado:

“Esta es la cosa con deGrom”, indicó Rose. “Eventualmente, los grandes pasan de ser divertidos a históricos. Su lugar en la historia de los Mets fue asegurado en contra de los Dodgers en la Serie Divisional de la Liga Nacional, pero desde entonces, ha alcanzado un nivel mayor de grandeza debido a una imperturbabilidad poca veces vista. El muchacho simplemente te reta a embasarte, mucho menos a anotarle una carrera, y se ha ganado un puesto en el monumento de los pitchers de los Mets junto a Tom Seaver. Es un privilegio narrar sus partidos”.

Muchas cosas han pasado en los Mets —fuera y dentro del terreno – desde aquella Serie Mundial del 2015. Ahora, existe el sentimiento de que están empezando de cero otra vez, bajo el mando del nuevo propietario Steve Cohen, y con una de las estrellas jóvenes más brillantes del béisbol en el puertorriqueño Francisco Lindor, quien ha llegado para cubrir las paradas cortas en Queens.

Pero a través de todo eso, los Mets han tenido a deGrom. No importa qué estaba pasando con ellos, cada cinco días el derecho te haría desear ver a los Mets. Rose tiene razón. A lo largo del camino, deGrom ha pasado de divertido a histórico. Los fanáticos de los Mets lo saben: Él no es Seaver. Sólo es su Seaver.