Confianza de Arráez evidente con un gesto

11 de abril de 2021

MINNEAPOLIS -- Seguro has oído hablar del movimiento característico de Juan José Soto en el plato. Pero, ¿has visto el del venezolano Luis Arráez? 

No tiene un nombre oficial todavía, eso que hace Arráez cuando recibe un pitcheo pegado que sabe que está fuera de la zona. Ni siquiera él lo reconoce como algo característico, pero por seguro los lanzadores de la Liga Americana han comenzado a identificarlo.

A veces se trata de un vigoroso movimiento de cabeza, dejándole claro al lanzador que falló en su localización de la zona. Otras veces es más un gesto sutil. En ocasiones, cuando siente que el lanzamiento es claramente bola, dice en voz alta: "¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No!". A veces cuando el umpire identifica la bola, Arráez en vez de sacudir la cabeza asienta reforzando decisión.

Esto es lo que significa: Arráez conoce la zona de strikes mejor que tú. Tiene mucha confianza en su habilidad de ir profundo en los turnos y enfocarse en el plato, generando este tipo de reacciones.

“Me da confianza”, confesó Arráez. “Intentó perseguir la bola hasta el final y reconocer el pitcheo, para saber si es strike o bola. Es un mecanismo que me funciona”.

Cuando el oriundo de San Felipe llega al plato, visualiza el turno que tendrá como una batalla -- él contra el lanzador. Uno contra uno. 

Tal vez es por eso que su forma de batear es tan relajada. Cuando está en la parte izquierda del plato, se agacha para estar más cerca del suelo. Ambos codos elevados y su barbilla frente a su hombro de adelante, con la parte baja de su cara parcialmente cubierta a la expectativa del pitcheo que está por presenciar.

Es como un resorte. Listo para dar un violento salto con un rápido movimiento de manos.

Cuando hace swing, toda esa preparación rinde sus frutos. Cuando el pitcheo falla la zona buena por mucho, Arráez no duda en responder. A veces con una pequeña patada o parándose totalmente recto. Tal vez mantiene la forma y se queda viendo al vacío.

Pero cuando el lanzamiento está cerca y sabe que está fuera de la zona, se asegura de que todo el mundo lo sepa – que ganó la batalla de ese pitcheo.

"¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No!" 

“Cuando digo ‘No, no, no’ bien fuerte, comienzo a hablar con el umpire y me disculpo”, dijo Arráez. “Pero tengo que seguir haciéndolo porque así me mantengo enfocado. Si no hago eso y no sacudo la cabeza, comienzo a pensar demasiado. Entonces me ponchó mucho”.

Arráez cumplió apenas 24 años el viernes, pero nadie es inmune a los efectos vocales del joven venezolano en el plato.

Ya seas Shane Bieber o Kyle Funkhouser, espera oír a Arráez. No importa si es un turno de pretemporada o ante Zach Greinke en los playoffs, espera ver a Arráez sacudiendo su cabeza.

“Definitivamente creo que puede meterse en tu mente”, dijo el lanzador Tyler Rogers. “Así es la competencia, ¿no? Es una especie de juego mental. Es la manera en la que juega y es el tipo de jugador que quieres tener como compañero, pero que definitivamente te molesta si estás en el otro lado del juego, pero como es mi compañero, me gusta”.

“Para un lanzador es difícil ver un chico así”, dijo el puertorriqueño José Berrios. “Dices: ‘Ok, estamos en problemas. Está enfocado. Sabe lo que viene’. Cuando tienes a un chico así en tu equipo, lo disfrutas. Te hace enfocarte en el juego, pitcheo a pitcheo, porque siempre sale con algo nuevo".

Arráez cree que la primera vez que lo hizo fue como ligaminorista en el 2017. Cuando le preguntaron por el movimiento de Soto, dice que ha estado haciendo lo suyo antes que el estelar dominicano. Como Soto, lo hace no sólo porque lo ayuda, sino porque así que mete en la cabeza del rival.

“Intento distraer al lanzador y al umpire”, dijo Arráez. 

No es se trata de irrespetar a nadie y cualquiera que haya estado cerca de Arráez lo reconoce rápidamente. Cuando no está en el terreno es amable, trabajador y un joven con mucha emoción que nunca tuvo la capacidad atlética, la expectativa como prospecto o cualquier reconocimiento que le impidiera hacer otra cosa que no fuera bajar la cabeza y seguir trabajando.

“Es un caballero cuando tiene que serlo”, dijo el dominicano Nelson Cruz. “Es arrogante cuando tiene que serlo. Está siendo él mismo. Eso lo hace un mejor jugador, cuando puedes ir por ahí siento tú”. 

Arráez entiende que eso no les gustará a algunos lanzadores rivales. Lo sabe. Pero no va a dejar de hacerlo ante nadie – porque su trabajo principal es ser su mejor versión y vocalizar su conocimiento de la zona de strike lo ayuda a ese cometido.

“Siempre que no sea nada directamente hacia los oponentes, estos chicos deben poder pasarla bien cuando están en el terreno”, dijo el manager Rocco Baldelli. “No necesariamente se trata de pasarla bien, porque en el caso de Luis, no sabe exactamente de dónde sale eso”.

Arráez se siente más cómodo ahora en su tercera temporada en Grandes Ligas. Ha comenzado a demostrar más su personalidad al recibir boletos, haciendo poses en las bases y emocionándose más cuando recorre las almohadillas después de sus (inusuales) jonrones.

Es difícil discutirle los resultados. En su carrera promedia .333/.394/.436 y finalmente se hecho con el puesto de primer bate de los Twins, levantando comparaciones con el panameño Rod Carew y Tony Gwynn por su capacidad de hacer contacto y manejar la zona de strikes.

Si esos movimientos lo ayudan a alcanzar esos resultados, los Twins estarán más que felices de presenciarlo. Disfruta lo que hace y no importa quién lo esté mirando.

“Se convierte en una máquina de bateo energética cuando está allá afuera que casi se pierde, producto al enfoque que tiene en el turno”, dijo Baldelli. “Cuando está en su tope, actúa así y nosotros incentivamos a los chicos a alcanzar ese punto. Con Luis, claro, consigue ese punto a menudo”.

“Nuevamente, ahí es cuando está en su mejor momento”.