En la vida real: Carlos Martínez

1 de julio de 2017

Mi nombre es Carlos Martínez y soy lanzador de los Cardenales de San Luis. Me pueden llamar Tsunami.
Créanlo o no, casi me convertí en integrante de los Medias Rojas y estuve cerca de ser sacerdote. Soy un hombre que se siente muy orgulloso de la República Dominicana y he trabajado duro para llegar a donde estoy. No siempre ha sido fácil, pero trato de sonreír en todo momento. Este soy yo en la vida real.
Algunos de los primeros recuerdos de mi niñez involucran a un cura que nos daba clases en la iglesia del barrio. Recuerdo que nos llevaba a montar carritos chocones los domingos y claro, nos conseguía boletos gratis porque éramos muy pobres y no teníamos dinero. La iglesia era una parte importante de mi vida. Más grande que el béisbol. De hecho, estudié para sacerdote por cuatro años. Eventualmente, comprendí que no era la vocación indicada para mí, pero aprendí mucho durante ese tiempo. En camino a Grandes Ligas es donde tenía que estar, así que volví.

Los Medias Rojas me dieron mi primera oportunidad, pero no estaban convencidos de mi edad. Es complicado y algo que suele pasar en la República Dominicana, pero dos meses después de firmarme, me dijeron que me tomara un año libre y que buscara mis verdaderos papeles. En mi corazón, sabía que no había hecho nada indebido. Pero a la vez, supuse que si Dios no quería que siguiera jugando me béisbol, encontraría otro trabajo. De alguna forma, seguí adelante sin perder la fe. El malentendido se aclaró, los Cardenales me dieron una oportunidad y el resto de historia. Soy quien soy hoy por ellos. Para mí, primero viene Dios, después la familia y luego los Cardenales.
Años después, lancé contra los Medias Rojas en la Serie Mundial. Ya no era un niño y percibía lo que había pasado de una manera más madura, pero todo el mundo sabía que estuve cerca de ser parte de esa organización. Fue otro recordatorio de que en el béisbol todo es posible. Los Medias Rojas eran simplemente otro equipo al que tenía que derrotar, así que disfruté ese momento, pese a que perdimos.

Disfrutar el juego es importante, especialmente en el día que me toca lanzar. Trato de estar relajado y relacionarme con mis compañeros lo más que pueda. Otros lanzadores quizás se ponen muy serios y tratan de evitar todo para mantenerse enfocados, pero yo trato de vivir mi vida como siempre lo hago y no cambiar nada. Cuando es hora del juego, siento que estoy enfocado, como un caballo con anteojeras. Solamente veo el plato. Pero hay que disfrutar la vida. Puede terminar en cualquier momento.
Sé esto por experiencia propia. Cuando murió Oscar Taveras, perdí a un hermano, a un amigo. Fue casi como perder a un mellizo. Quizás en algunas formas, su muerte me ayudó a ser más maduro y a poner los pies sobre la tierra. Creo que se puede decir lo mismo de los fallecimientos de Yordano Ventura, José Fernández y Andy Marte, con quien jugué en las Águilas Cibaeñas. La gente me preguntaba por ellos y yo me negaba a recordar lo sucedido. No hablaba de ese tema. Pero la vida me ha enseñado que puedes acordarte de las cosas buenas y en eso me enfoco, en los buenos recuerdos. Por eso, si me preguntan de mis amigos fallecidos, me ven sonreír, porque estoy pensando en los buenos momentos que tuvimos.

Mis mejores amigos, Yordano y Oscar, ya no están. Pero no me tengan lástima. Aún tengo muchos amigos, como . Yadi es como mi padre. A veces uno tiene altibajos y él es quien te llama aparte y te pregunta qué te pasa y si necesitas algo. es igual. En el dugout, Wainwright siempre está relajando y haciéndonos reír a todos. Pienso que si él lo puede hacer, yo también puedo ser un líder en el dugout, en el terreno de juego, y más importante aún, un líder en la comunidad.

Miren, yo no tenía quien me diera un grano de arroz o un par de zapatos para ir a la escuela o zapatillas para jugar béisbol. Un bate, un guante, lo que sea. Nunca lo tuve. Así que cree mi fundación, Tsunami Waves, para ayudar a los necesitados. Tenemos torneos de golf y de boliche para recaudar fondos para ayudar a gente que vive aquí en San Luis y en la República Dominicano. Proveemos comida, ropa, útiles de béisbol y materiales escolares. Llevamos doctores y dentistas a la República Dominicana. Estamos creando becas. Estoy asociándome con la fundación de para ayudar a más personas. Las ventas de nuestra línea de ropa Tsunami también serán para la fundación. Los Cardenales han sido un gran apoyo para la Fundación Tsunami Waves y lo agradezco mucho.

Trato de hacerlo lo mejor que puedo. Sé que no soy perfecto, pero estoy haciendo las cosas de la manera correcta. Soy un buen padre, un buen esposo y una buena persona. Siempre me mantengo humilde, carismático y contento. Trato de pasar el menos tiempo posible siendo negativo porque no tiene caso. Solamente Dios sabe cuánto tiempo nos queda, así que no voy a perder mi tiempo en cosas que están fuera de mi control. Así es que he decidido vivir mi vida.