La pregunta fue simple: ¿Cómo fue esta temporada de los Tigres para el manager A.J. Hinch?

La respuesta de Hinch fue compleja, en gran parte porque también lo fue la temporada.

Un equipo que ha apostado su fortuna a un grupo de jóvenes abridores talentosos empató un récord de franquicia con 17 abridores diferentes, de los cuales solo uno hizo más de 18 aperturas. Drew Hutchison, quien fue designado por asignación dos veces durante la temporada, terminó segundo en el equipo en entradas lanzadas con 105 1/3.

Una ofensiva que parecía a punto de estallar terminó con la menor cantidad de carreras y jonrones en un calendario de 162 juegos desde 1904, un año antes de que Ty Cobb hiciera su debut en las Grandes Ligas.

Más importante aún, en medio de una temporada 66-96, un equipo que parecía estar al alza hacia la contienda por primera vez desde 2016 dio un paso atrás y tuvo que analizar detenidamente su plan de juego, lo que llevó a mitad de temporada a la salida del gerente general Al Ávila después de 20 años en la organización.

Muchos buenos equipos jóvenes han tenido temporadas complicadas que les recuerdan que el éxito no está garantizado por la juventud.

“No me gusta perder”, dijo Hinch la semana pasada. "No soy bueno en eso. No respondo bien a eso. Pero yo soy el líder. Tengo que levantarme y defender lo que hemos hecho bien y tomar el desafío sobre las cosas que hemos hecho mal”.

“Teníamos aspiraciones de llegar a los playoffs, y la conclusión es que no lo hemos hecho porque no hemos jugado bien. Lo tomo como algo personal. No lo tomo a la ligera. La cantidad de tiempo y energía que yo y mi personal dedicamos era de acuerdo con lo esperado, pero también pasa factura cuando no funciona. Hicimos muchas cosas bien. Hicimos muchas mal. Soy lo suficientemente fuerte para reconocer ambas cosas y hacer mi parte para mejorar”.

Momento decisivo

Los Tigres abrieron una gira de seis juegos el 26 de abril buscando una chispa en Minnesota y aparentemente la consiguieron cuando Javier Báez conectó un jonrón de tres carreras en la octava entrada en Target Field. Pero dos bases por bolas y un lanzamiento descontrolado de Gregory Soto dieron paso a una jugada que comenzó con un sencillo de Miguel Sanó que terminó con una jugada fallida en tercera y un tiro de Eric Haase desde la línea de tercera base al jardín izquierdo. Los Tigres sufrieron una derrota por 5-4, anotaron dos carreras en sus siguientes tres juegos, fueron barridos de Target Field, tuvieron marca de 1-5 en la gira, perdieron 16 de 19 en un lapso de tres semanas y nunca se recuperaron.

Lo que aprendimos

Los Tigres tienen más lanzadores jóvenes de calidad de lo que muchos creían antes de la temporada. Incorporaron a Beau Brieske, Garrett Hill y Joey Wentz a su rotación.

Sin embargo, la lucha durante toda la temporada para anotar carreras mostró que Detroit tiene un largo camino por recorrer ofensivamente hablando. Mientras que jóvenes como Spencer Torkelson, Akil Baddoo e incluso Riley Greene mostraron un crecimiento, Jonathan Schoop, Jeimer Candelario y otros veteranos tuvieron un retroceso. Demasiados bateadores tuvieron problemas para lograr un contacto consistente y de calidad.

Mejor desempeño

Greene se recuperó de un debut postergado en Detroit debido a una fractura en el pie en los entrenamientos de primavera, y rápidamente demostró por qué se le considera parte del núcleo de los Tigres desde su llegada en junio. Se ajustó al pitcheo de Grandes Ligas, tuvo buenos turnos al bate en enfrentamientos entre zurdo y zurdo y mostró un sólido enfoque ofensivo, además de que hizo buenas atrapadas en el jardín central.

Área por mejorar

Los Tigres tuvieron problemas para acumular carreras. Sus 22 blanqueadas fueron la mayor cantidad de un equipo de la Liga Americana en la era de DH y la segunda mayor cantidad en los 122 años de historia de la franquicia. Detroit terminó último en carreras anotadas, jonrones, boletos recibidos y porcentaje de slugging.

Detroit mostró un mejor enfoque ofensivo curiosamente después de que el nuevo presidente de operaciones de béisbol, Scott Harris, hiciera hincapié en su conferencia de prensa de presentación en dominar la zona de strike, pero los Tigres buscarán un coach de bateo que pueda desarrollar un programa para alcanzar ese objetivo.

“Puedo asegurar que la persona (que sea el próximo coach de bateo) creerá en el control de zona”, dijo Hinch.

En desarrollo

Torkelson tuvo una temporada difícil como novato, que terminó con su regreso a Triple-A Toledo en el receso del Juego de Estrellas.

Pero si bien bateó solo .219 en su regreso a Detroit en septiembre, tuvo días que recordaron a todos por qué fue la primera selección en el Draft 2020 y el mejor prospecto en las ligas menores según MLB Pipeline. Su trío de juegos de tres hits durante las últimas cuatro semanas igualó su total de toda la primera mitad de la temporada. Conectó cinco hits, incluidos dos jonrones, en una doble cartelera en Seattle.

“Creo que no tenemos idea de la responsabilidad que siente y, a veces, que se impone a sí mismo por estar a la altura de las expectativas”, dijo Hinch. “Creo que el mensaje es: ‘Lo hiciste. Superaste la parte más difícil y ahora hay una luz al final del túnel’. Trabajó muy duro para recuperarse”.

MVP del equipo

Estadísticamente, Báez lideró a los Tigres en la mayoría de las categorías ofensivas, y el equipo estaba en su mejor momento cuando él estaba también en un buen momento. Sin embargo, el equipo pareció alimentarse de la energía de Greene con su convocatoria de mitad de temporada, que se destacó por su jonrón por el jardín central en Comerica Park para vencer a los Reales el 2 de julio.

Su ofensiva se desvaneció después de ese buen comienzo, pero aprendió en el camino y mejoró a medida que avanzaba la temporada.

“Aprendes mucho cuando ganas, pero aprendes mucho cuando pierdes”, dijo Greene. “Perder apesta. Las últimas dos semanas (jugamos) muy bien, y ese es el potencial que tiene este equipo”.

Jason Beck ha cubierto a los Tigres para MLB.com desde 2002. Lea el blog de Beck y sígalo en Twitter @beckjason.