Los Angelinos apuestan a un plan agresivo y atrevido de cara al 2018. ¿Funcionará esta vez?

18 de diciembre de 2017

Cada año pareciese que un equipo hace lo que están haciendo ahora los Angelinos. Es decir, siempre hay un equipo que viene de una campaña buena, pero no demasiado buena, y se vuelve un poco loco en la temporada muerta -piensen en los Marineros del año pasado o en los D-backs del 2016, pero en realidad hay docenas de ejemplos- haciendo cambios y firmando a agentes libres, tratando de cambiarse el rostro y convertirse en un nuevo club.
Después de una serie de movimientos que han acaparado titulares, el probable lineup de los Angelinos estará compuesto de puros peloteros -todos, sin excepción- que han sido convocados al Juego de Estrellas o han ganado un Guante de Oro. O ambas cosas, en algunos casos. En total, la alineación tendrá 25 selecciones al Juego de Estrellas, cinco premios JMV, ocho Guantes de Oro, 14 Bates de Plata y más y más. 
Sí, casi todas esas distinciones pertenecen al mejor jugador del béisbol, , y a quien fuese en su momento el mejor, el dominicano . Pero en el último año y medio, los Angelinos han sumado a quien es probablemente el mejor pelotero defensivo del béisbol, Aldrelton Simmons; trajeron a Zack Cozart, otro shortstop convocado al Juego de Estrellas para que ahora juegue en la tercera base; a uno de los mejores intermedistas de su generación, ; y a un cañonero que ha promediado 30 jonrones por año las últimas cinco temporadas, .

Y todo eso sin mencionar al gran comodín de esta temporada muerta, el haber salido vencedores en la lucha por obtener al japonés Shohei Ohtani. Nadie sabe aún qué tan bien lanzará Ohtani, y mucho menos cómo le irá bateando, pero eso también le añadirá emoción a la temporada en Anaheim.
La pregunta es la siguiente: ¿Funcionará esta vez? Año por año, el equipo que sale de la temporada muerta como el supuesto "ganador" termina tropezando una vez que comienza la acción. A los Angelinos les pasó no hace mucho. Después de ganar 86 juegos en el 2011 y perderse los playoffs por sólo cuarta vez en una década, se volvieron locos en la temporada muerta firmando a Pujols y al zurdo C.J. Wilson. 
El año siguiente firmaron a varios agentes libres, incluyendo al gran premio de aquel invierno, Josh Hamilton.
Y después de aquellos dos años de compras y compras… ganaron apenas 78 juegos.
El problema con lo que los Angelinos hicieron en ese entonces -un error que parecen cometer muchos equipos- es que adquieren a súper estrellas justo antes de que empiezan a decaer. Hamilton tenía 32 años y Pujols 33 y los jugadores de esa edad, sin importar lo buenos que sean, tienden a decaer de forma dramática.
Todos podemos nombrar excepciones de la regla de los 30 años, pero son excepciones, y es una regla. A medida que a los jugadores van pasando de los 30 años, pierden valor defensivo, velocidad, se lesionan más y sus bates se vuelven cada vez más lentos. Desde el 2013, Pujols ha bateado
.257/.313/.446, ha jugado la mayoría de sus partidos como designado y el año pasado terminó con porcentaje de embasarse inferior a .300 y slugging por debajo de .400.
Hamilton tuvo problemas a lo largo de su temporada completa con los Angelinos, bateando .250 con 21 jonrones, antes de lesionarse y jugar su último duelo en las Mayores a los 34 años.
Se trata de una constante trampa en el béisbol, ese deseo de sumar a jugadores de más de 30 años con la esperanza de que sean capaces de evitar lo inevitable.
Estos Angelinos están apostando a lo mismo, en varios casos. Cozart viene de la temporada de su vida, bateando .297 con .548 de slugging en 122 juegos. Pero en agosto cumplirá 33 años. Kinsler tendrá 36 en junio, y viene de la peor campaña de su carrera, una en la que ligó para .236 con .412 de slugging.
Upton viene de una temporada fantástica, con 44 dobles y 35 jonrones y topes personales en casi cada departamento. Pero en agosto tendrá 31 años.
Según las noticias, Pujols está trabajando más duro que nunca este invierno con la esperanza de regresar a la primera base y recuperar su gloria ofensiva. Uno nunca debería apostar contra uno de los mejores peloteros de la historia, pero está de más decir que con 38 años las probabilidades no le favorecen.
Entonces, la apuesta de los Angelinos es que muchas cosas salgan bien, que a algunas de sus estrellas les reste un buen más. En Anaheim obviamente saben cuáles son las probabilidades. Uno se queda con la idea de que, con Trout en la cúspide y ahora habiendo conseguido a Ohtani, el gerente general Billy Eppler pensó que es momento de jugárselas todas.
Es un movimiento arriesgado. Los Angelinos han llegado a la postemporada una sola vez desde la llegada de Trout y ese año no ganaron ni un juego en los playoffs. Esta vez tratarán de ir con todo mientras tienen en sus filas al mejor jugador del béisbol patrullando el jardín central y hay que darles crédito por eso. ¿Funcionará? Pues como dicen, para eso es que hay que jugar.