Los Nacionales quieren cambiar su historia en la postemporada

11 de septiembre de 2017

Haber ganado la División Este de la Liga Nacional, lo que lograron los Nacionales el domingo de la mano de Stephen Strasburgh al vencer 3-2 a los Filis, no es el fin de la historia de esta edición de los capitalinos. El club todavía tiene muchas razones para no bajar la marcha estas últimas tres semanas de la ronda regular y eso es lo bueno de este nuevo formato, en el que el lugar en el que se iniciará la Serie Mundial se determina por el mejor récord de la temporada regular.
Washington (88-85) está a sólo 4.0 juegos de los Dodgers (92-51) en la carrera por el mejor registro del Viejo Circuito, lo que de conseguir le permitiría empezar en casa todas las series de postemporada de la Liga Nacional que disputen. De la misma manera, la localía para la Serie Mundial no está decidida, con los Indios (87-56) y los Astros (86-57) también en la pelea junto a Dodgers y Nacionales.
Pero dejemos de pensar en el futuro para poder apreciar por un momento lo que ha hecho Washington. Hay que celebrar el éxito que han sostenido los Nacionales ya por varios años, quizás lo más difícil de hacer en cualquier deporte profesional. Durante las últimas seis campañas, han ganado 546 juegos de ronda regular, la segunda mayor cantidad en las Grandes Ligas.
Ser consistentemente buenos durante un periplo tan largo habla mucho sobre la organización. Sobre sus dueños, la directiva, los jugadores y todos esos instructores, escuchas, preparadores físicos y tantos otros que han aportado de distintas maneras. El béisbol es un deporte en el que el éxito es algo en equipo.
Más allá de lo que pase en la postemporada -y estemos claros en que es por eso que serán recordados- los Nacionales una vez más han vuelto a mandar felices a casa a sus fanáticos noche tras noche.
Quizás el mejor cumplido que se le puede dar a una organización es al mismo tiempo la peor maldición: Los Nacionales han ganado tanto que ahora todo el mundo espera que lo hagan siempre. Pero sepan esto, aficionados de Washington: No es tan fácil como estos muchachos lo hacen ver.
El domingo, los Nacionales consiguieron su cuarto título de la División Este de la Liga Nacional en seis temporadas, y eso es precisamente lo que se planteó hacer Mike Rizzo cuando se unió al club como gerente general asistente en el 2007 y fue nombrado gerente general en el 2009.
Rizzo se puso dos metas: Construir un proyecto que pudiese mantener el éxito a lo largo de los años y hacerlo sumando la mayor cantidad de pitchers de rectas poderosas.
Rizzo ha hecho un trabajo tan bueno como el de cualquier ejecutivo en el béisbol. Ha construido una gran organización.
Pero sí, es cierto, la vara con la medimos la verdadera grandeza es el número de campeonatos, y los Nacionales todavía no tienen ninguno de esos. En sus tres viajes previos a la postemporada, no han ganado una serie. Ese es el precio que se paga cuando se juega en el nivel más alto y los Nacionales entienden eso.
Washington volverá a intentar buscar ese campeonato en octubre y sólo un tonto apostaría en contra de ellos. Esto es lo que tienen a favor esta vez: todo, básicamente. El frente de la rotación es de ensueño y el bullpen muy capaz.
Pero hay más razones. Strasburg nunca ha estado mejor, y todos sabemos el impacto que un pitcher así puede dejar en la postemporada. En cinco aperturas tras volver de la lista de lesionados, ha permitido dos carreras limpias y ha ponchado a 41 en 35 innings.
La efectividad del otro as del club, Max Scherzer, es de 2.32, la mejor de su carrera y casi media carrera menos que el 2.96 que dejó cuando ganó el Premio Cy Young el año pasado. Así, no tiene importancia a quién elija Dusty Baker para iniciar el Juego 1 de la Serie Divisional. Juntos, son capaces de darle la primera Serie Mundial a Washington en 83 años.
La alineación, con el candidato al Jugador Más Valioso Anthony Rendón viviendo la temporada de su vida, es quizás la más completa de la Liga Nacional, especialmente ahora que el campocorto regresó desde la lista de lesionados. El equipo no respirará hasta que Harper, marginado con una lesión en la rodilla izquierda desde el 12 de agosto, esté de vuelta en el terreno, pero todavía tiene tres semanas para hacerlo.
Y después está el manager. Lo único que le falta a Dusty Baker es ganar una Serie Mundial como piloto. Pero ésta es la novena vez que lleva a un club a los playoffs, y probablemente este equipo represente su mejor oportunidad.
Sin embargo, más allá de lo que termine pasando el mes entrante, los Nacionales han cambiado totalmente la forma en la que los demás equipos los miran. En cuatro temporadas antes de que llegasen a los playoffs en el 2012, promediaron 95 derrotas al año y en dos ocasiones pasaron de 100 reveses. Celebremos, entonces, por otro octubre con béisbol en Washington y otro intento por escalar hasta lo más alto. No hay nada mejor.