Han sido pocos los jugadores que han llegado a las Grandes Ligas con las expectativas del lanzador japonés Daisuke Matsuzaka. Armado con una impresionante recta y con los rumores que surgieron en el internet de una ficticia "gyroball", hubo gran emoción en torno al serpentinero por el que los Medias Rojas pagaron sobre US$50 millones para solamente tener los derechos de negociar y al final otorgarle un contrato de US$100 millones.
La carrera de Dice-K no habrá cumplido con todas las expectativas -- aunque el derecho tuvo sus grandes momentos, como cuando tuvo foja de 18-3 con 2.90 de efectividad en el 2008 o cuando controló a los Filis a apenas un imparable en el 2010.

Sin embargo, Matsuzaka también otorgó bastantes pasaportes y terminó su carrera en la Gran Carpa con EFE+ de 99. Por eso regresó a Japón en el 2015. Desafortunadamente, las lesiones lo limitaron a una presentación de sólo una entrada del 2015 al 2017.
Esta campaña, Matsuzaka firmó con los Chinichi Dragons, el equipo con la mejor lomita en el béisbol:

A los 37 años de edad, claramente había pocas expectativas. Pero Matsuzaka exhibió sus viejos trucos. La mecánica es la misma, las bases por bolas (desafortunadamente) también fueron las mismas, pero también lo fueron los ponches.

Los aficionados llegaron en cantidades para verlo, con sus aperturas dándole a su equipo un aumento en asistencia comparado con los juegos en los que no estaba programado para lanzar. Matsuzaka terminó el año con promedio de carreras limpias de 3.74 en 11 salidas -- 10 más de las que había realizado en las últimas tres campañas juntas. También fue elegido al Juego de Estrellas. Y sus números fueron suficientes para ameritarle el premio al Regreso del Año de la Liga Profesional Nipón.
También para los que preguntan cómo luce su swing en estos días, están de suerte. Pero no piensen que Dice-K vaya a ser la nueva sensación de pitcheo y bateo -- incluso si demuestra que puede volarse la cerca: