Starlin Castro ha conquistado La Gran Manzana con los Yankees

26 de mayo de 2016

Llegar a La Gran Manzana para jugar en una posición relativamente nueva para él y ante una fanaticada bien exigente como lo es la de los Yankees de Nueva York no debe ser ninguna perita en dulce para un pelotero bastante joven, pero el dominicano Starlin Castro ha sabido superar ampliamente todas esas exigencias.
"Ha sido tan consistente como cualquier pelotero que tengamos por acá", aseguró el dirigente de los Yankees, Joe Girardi. "Realmente, ha hecho buen trabajo. Se ha adaptado bien a la segunda base y a ser un integrante de los Yankees. Encaja muy bien en el Club House.
"Jugar en Nueva York no aparenta ser preocupante para él y probablemente lo ha ayudado el haber sido parte de un mercado grande previamente", especificó Girardi.
El piloto de los Yankees se hace referencia, por supuesto, a que su nuevo segunda base titular defendía los colores de los Cachorros de Chicago, una metrópoli con una densidad beisbolera tan amplia que, inclusive, cuenta con dos equipos de las Grandes Ligas al igual que Nueva York. Y para los Yankees era bien importante contar con un pelotero que les diera estabilidad en la segunda base. El estelar dominicano Robinson Canó -ahora con los Marineros de Seattle- fue uno de los mejores intermedistas en la historia de la franquicia, pero desde el 2014 ese puesto había sido asiento para un amplio grupo de peloteros, incluyendo un titular, Stephen Drew, que apenas bateó .201 en el 2015.
De Montecristi, República Dominicana, Castro debutó en el Béisbol de Lujo en el 2010 a la tierna edad de 20 años y se estableció a lo grande como paracorto de los oseznos, al punto de que superó el potro de los .300 en sus dos primeras campañas, dándose el banquete de conectar tantos como 207 hits en el 2011. Fue entonces el más joven en la historia de los Cachorros capaz de encabezar la Liga Nacional en imparables.
Tres veces incluido en el Todos Estrellas de la Nacional, Castro parecía eternizarse como el campo corto de los Cachorros, pero la llegada del promisorio Addison Russell -adquirido de los Atléticos de Oakland- derivó eventualmente en la decisión del dirigente Joe Maddon de mudar al dominicano a la segunda base.
"Fue difícil al principio", reconoció Castro. "Nunca la había jugado [la segunda base] desde las ligas menores, en mi primer año que vine a los Estados Unidos. Y duré tres o cuatro partidos [cuando le dieron su antigua posición a Russell] sin jugar. De momento fue dificil para mí, pero no quise ser negativo en el equipo, que estaba jugando muy bien.
"Seguí enfocado en lo mismo que siempre hago, que es jugar pelota y cuando me dieron la oportunidad me gané esa posición", detalló el jugador de cuadro de la tierra del merengue.
Uno de sus momentos más impactantes con los Cachorros como segunda base se produjo el 18 de septiembre, frente a los Cardenales de San Luis, al ser enorme en la victoria de su equipo con dos jonrones y seis carreras impulsadas en un solo encuentro.
Tal ha sido la precocidad de la carrera de Castro -en su primer turno en la Gran Carpa le pegó bambinazo a Homer Bailey, de los Rojos de Cincinnati- que ya suma 12 juegos de cuatro imparables en su historial y el pasado 15 de abril logró la satisfacción de ser el séptimo más joven en medio siglo capaz de llegar a los 1,000 imparables en las Ligas Mayores.
"Me siento muy orgulloso, muy contento de lograr esa hazaña, pero yo pienso que esos 1,000 hits ya están allí", comentó el intermedista dominicano. "Lo que ando buscando, especialmente, es ganar un campeonato. Vine a Nueva York fue a ganar". El bateador derecho que fuera canjeado a losYankees el pasado 8 de diciembre por el lanzador Adam Warren y un pelotero cuyo nombre sería anunciado posteriormente -resultó ser el jugador de cuadro Brendan Ryan- piensa que la presencia de tantos veteranos le ha ayudado a adaptarse mejor a su nuevo equipo.
"Estoy orgulloso de estar con esos veteranos, me han dado la confianza de sentirme bien en Nueva York", expresó Castro, que antes de esta entrevista precisamente acababa de desayunar en una mesa compartida con C.C. Sabathia, Alex Rodríguez, Mark Teixeira y el puertorriqueño Carlos Beltrán. "Es importante estar con personas así. Lo que siempre quieren es que a uno le vaya bien y me quieren ayudar en todo momento".
En torno a su pase de Chicago a Nueva York, coincidió en lo dicho por Girardi: que la transición de una metrópoli de comparable magnitud a otra hizo más fácil amortiguar la noticia de su cambio de equipo.
"Ya yo vengo de una ciudad grande, igual que Nueva York, como lo es Chicago", puntualizó el dominicano. "Su fanaticada [la de los Cachorros] es grande, aunque su equipo no es tan ganador como los Yankees. Pienso que todo eso me ha ayudado".
En la novena del Bronx se ha encontrado con un compañero para las doble matanzas también joven -a sus 26 años de edad es un mes mayor que Starlin- proveniente de los Diamondbacks de Arizona y que desde el 2015 le tocó enfrentar un reto bien difícil, como lo fue el heredar el puesto del legendario paracorto Derek Jeter.
"Somos buenos compañeros dentro y fuera del terrreno", aseguró Castro de su experiencia con el torpedero Didi Gregorius, nacido en Amsterdam, Holanda y criado en Curazao desde los cinco años de edad. "Pienso que podemos estar aquí juntos por mucho tiempo".