#TBT Cuando Michael Jordan jugó en el Wrigley Field

7 de abril de 2016

Se trató del experimento más atrevido que uno puede imaginar. Michael Jordan no sólo soñó con esto, sino que también estaba dispuesto a intentarlo.
Si tomáramos al mejor jugador de baloncesto del mundo y lo cambiáramos de deporte justo a la mitad de su carrera, ¿cómo le iría?
Este jueves hace 22 años, el 7 de abril de 1994, Jordan jugó en el jardín derecho por los Medias Blancas contra los Cachorros en el Wrigley Field. El astro de la NBA convertido en pelotero fue colocado como sexto bate por el entonces timonel Gene Lamont, junto a Robin Ventura y al venezolano Ozzie Guillén en el lineup. Ese día yo me encontraba en la sala de prensa del estadio, la cual se atiborró de reporteros de casi todos los medios importantes.
Se trataba de un juego de exhibición. Pero el viejo parque de pelota lucía un lleno total para su versión del llamado Crosstown Classic o Clásico de la Ciudad, el enfrentamiento anual entre los dos equipos de Grandes Ligas de Chicago, el cual se extinguiría en 1997 tras la incorporación de los Juegos Interligas.
Me había tocado cubrir el impactante retiro del tres veces Jugador Más Valioso de la NBA el otoño anterior. Eso fue anunciado un día después de que Jordan hizo el primer lanzamiento ceremonial previo al Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana entre los Azulejos y los Medias Blancas. Al igual que muchos otros reporteros que cubrían el béisbol, regresé a Chicago ese receso de temporada después de que los Medias Blancas aceptaran la solicitud de Jordan para tratar de jugar béisbol profesional.
La práctica matutina de Jordan con el legendario coach de bateo Walt Hriniak en Sarasota fue uno de los sucesos más populares en la Florida esa primavera. Pero jamás imaginé lo que me esperaba en el Wrigley Field.
La rivalidad entre los Cachorros y los Medias Blancas siempre ha cobrado impulso, aun cuando los juegos no cuenten, y con el estadio a reventar este duelo se sentía como uno de temporada regular.
Pero aquí está la parte más impactante.
Jordan no sólo lucía como un genuino pelotero, sino que también hizo mucho más que sólo verse bien en uniforme. "MJ" se fue de 5-2 con un doble, y ambos imparables produjeron carreras, igualando con el segundo de ellos la pizarra a 4-4. Ese terminaría siendo el marcador final del juego tras 10 entradas. Pero este empate no fue simplemente eso. Los Medias Blancas nunca perdieron el Clásico de la Ciudad frente a sus rivales del norte de Chicago, finalizando con récord de 10-0-2 en una serie de partidos de exhibición entre 1985 y 1995.
Jordan puso de su parte y mucho más.
Antes del juego en el Wrigley Field, Jordan, entonces de 31 años de edad, había volteado los papeles con los reporteros, haciéndoles una pregunta.
"¿Qué pasa si logro conectar de imparable hoy?", cuestionó. "Ustedes se caerían de la sorpresa, cierto?".
Jordan había jugado béisbol cuando era niño mientras se criaba en Carolina del Norte. El espigado atleta de 1.98 metros de altura había pasado mucho tiempo cerca del Comiskey Park - tanto de viejo como de nuevo - mientras ayudaba a los Bulls de Chicago a ganar los primeros tres de los seis títulos de la NBA que al final se adjudicarían encabezados por el famoso número 23.
Jordan sabía lo difícil que era conectarles a potentes rectas y sliders de lanzadores de Grandes Ligas. Pero no tenía miedo a intentarlo.
Durante una entrevista previa al juego con la cadena televisiva WGN, la leyenda Harry Caray (popular cronista de los Cachorros por muchos años, ya fallecido) le preguntó a Jordan cómo se las arreglaría en caso de descubrir que fuera incapaz de batearle al pitcheo profesional.
"Lo que haría es realmente darle credibilidad al juego de béisbol en conjunto", declaró Jordan. "Muchos me ven como un gran atleta, pero es venir aquí y descubrir que estos profesionales son atletas. Realmente se necesita tener bastante talento [para convertirse en un jugador de Grandes Ligas]. Al intentarlo me estoy divirtiendo. Espero mejorar como pelotero. Si no llego a tener éxito en este deporte, al menos puedo aprender sobre el juego y observarlo con un poco más de interés".
Tras irse en blanco en sus primeros dos turnos, Jordan conectó un batazo de botes altos con cuenta de 3 y 2 por ante el zurdo Dave Otto en la sexta entrada. La bola rebotó del guante del antesalista y se convirtió en un sencillo, el cual trajo una carrera al plato.
Jordan tendría otra oportunidad en la séptima. Esta vez, conseguiría un doble productor por la raya de la tercera base.
Debido a que ésta fue la primera y única vez que jugó en uno, Jordan puede jactarse que bateó para .400 de promedio en estadios de Grandes Ligas. Después del partido, no podía contener su sonrisa.
"Fue grande el hecho de saltar al terreno y tener un buen juego", exclamó Jordan.
Durante la entrevista con Caray, el cronista le preguntó a Jordan de qué forma manejaría su vida como jugador de ligas menores.
"Iré en autobús", respondió Jordan. "Quizás sea uno más moderno, pero lo tomaré".
Jordan dejó el Wrigley y se unió al equipo de Doble-A, Birmingham Barons, con quienes jugaría 127 encuentros para el piloto Terry Francona. Por dicho club pasaron 20 futuros y ex ligamayoristas.
Jordan sabía desde el principio que el béisbol no sería un deporte fácil y estaba en lo correcto. Tras enfrentar a lanzadores como Brad Radke, el mexicano Esteban Loaiza, LaTroy Hawkins, Jason Schmidt y Derek Lowe, tuvo promedio de .202 con tres cuadrangulares en 497 visitas al plato.
Durante todo ese tiempo Jordan lloró la muerte de su padre, quien había sido asesinado el año anterior. Los Medias Blancas no habrían podido subir a Jordan al concluir la temporada de la Liga del Sur si hubiesen querido, debido al paro laboral que se desató a mediados de agosto. El béisbol de Grandes Ligas ya no regresó hasta finales de abril del año siguiente.
Considerémoslo como un campamento de béisbol de fantasía.
"El simple hecho de haber recibido la oportunidad es algo de lo que me siento privilegiado", dijo Jordan ese día en el Wrigley Field. "Los Medias Blancas me dieron la oportunidad de probarme y ver qué clase de habilidades tengo. Si logro mostrar el talento suficiente para quedarme aquí, bien. Pero si eso no sucede, al menos cumplí con un sueño y lo intenté".