Urueta se siente en familia con los Diamondbacks

Todos aman a "Pipe"

8 de junio de 2018
Joshua Lobel

Luis Felipe Urueta camina por el vestuario en Milwaukee durante una tarde de mediados de mayo con una sonrisa de oreja a oreja plasmada en su cara, emanando ese entusiasmo contagioso que atrae a todos por igual desde el primer momento en el que él se convirtió en coach de los Arizona Diamondbacks hace ya más de una década, allá por el 2007, cuando él dio sus primeros pasos en la franquicia como manager de la Liga de Verano Dominicana y comenzó a escalar por las Ligas Menores para llegar a donde él siempre quiso estar…dejando su huella en un dugout de las Grandes Ligas.
Esta nota podría comenzar con historias sobre como él solía jugar al fútbol como arquero en su Barranquilla natal, o con sus andanzas como prospecto de las Grandes Ligas, las cuales lo llevaron por tres continentes distintos por casi diez años, pero el conocer al hombre colombiano de 37 años de edad al que todos llaman "Pipe" es darse cuenta de que su destino no era convertirse en el próximo Edgar Rentería, sino que forjar su propio camino como un ícono del béisbol que enorgullece a su país a 2,500 millas de distancia.
"Los Diamondbacks son como mi familia. "De hecho, yo empecé aquí a los 17 años como pelotero…y en el 2007 fue esta misma organización la que me dio la oportunidad de empezar como coach. Me han visto crecer, ya son 20 años en los que han pasado muchas cosas".
Urueta arrancó con los D-Backs en la Liga de Verano dominicana en el 2007, y a partir de allí ocupó varios roles distintos en la organización durante las próximas 10 campañas, incluyendo el más reciente como Coordinador de Campo de las ligas menores en el 2017. Además, él también contó con paradas exitosas en Colombia y República Dominicana como manager en las respectivas Ligas Invernales de ambos países. Eso lo acercó a la gran oportunidad de su carrera, la que le permitió al mundo conocerlo dirigiendo a la selección nacional de Colombia en el Clásico Mundial de Béisbol.
"El Clásico fue una de las experiencias más bonitas que he tenido.", recordó Urueta. No solo por el evento en sí, sino que por la preparación que tuvo un equipo que era una familia compuesta en un 30-40 por ciento por jugadores que jugaron conmigo (en las ligas menores) y el otro 60-70 por ciento a los que yo dirigí en la liga colombiana. Eran hermanos y algunos 'hijos' míos desde hace mucho…"
"Cuando fuimos a Panamá y clasificamos ya era un sueño hecho realidad. Ya después en el Clásico pudimos contar afortunadamente con los jugadores que estaban en las Grandes Ligas como Julio (Teherán), José Quintana, Jorge Alfaro…Ahí creció esa ilusión y comenzamos a creer que era posible (dar el batacazo).
Colombia perdió con Estados Unidos en su debut de la fase de grupos por 3-2 en 10 entradas dramáticas antes de cautivar a todo Miami con una contundente victoria sobre el plantel estelar de Canadá por 4-1. Poco después, ellos estuvieron a un out en el plato durante la parte baja de la novena entrada de derrotar a otra potencia como República Dominicana, lo cual les hubiese otorgado la clasificación a la segunda ronda del torneo.
"Nos preparamos bien e hicimos nuestra tarea. Para cuando enfrentamos a Estados Unidos y el juego estaba tan parejo, desbordábamos de orgullo por ser colombianos y representar al país de tan buena manera. No solo durante ese juego, sino que también cuando le ganamos a Canadá y cuando perdimos por centímetros contra la República Dominicana".
Sin embargo, el final de un sueño le dio paso al comienzo de otro casi un año después.
BIENVENIDO A LAS GRANDES LIGAS
El 2017 estaba llegando a su fin mientras Urueta se desempeñaba como manager de los Tigres del Licey, el equipo equivalente a los Yankees de Nueva York en República Dominicana, cuando el gerente general de los D-backs Mike Hazen le ofreció convertirse en coach de los D-backs a tiempo completo a partir de este año.
"Mike me llamó y me propuso quedarme con el equipo en vez de irme a la otra organización que había expresado interés en mí. Me contó sobre los planes a futuro de la franquicia. Me impactaron y me convencieron de que este era el sitio donde yo tenía que estar", rememoró Urueta.
"Obviamente, la decisión para mí fue fácil al quedarme en casa, quedarme en familia. Estaba contento, ya que por primera vez se me hacía una llamada de este tipo, y satisfecho por lograrlo. Para mí es un premio al sacrificio, al trabajo. Me permite olvidar lo que no se pudo hacer como jugador y enfocarme en ese propósito de llegar al máximo nivel como entrenador".
El lenguaje del béisbol es universal, y él contaba con la atención total de los jugadores de los D-backs mientras discutía diferentes aspectos de bateo junto al jardinero izquierdo venezolano y el segunda base dominicano en aquel vestuario de Milwaukee. Eso es algo qué él aprendió de su mentor, Torey Lovullo.
"Primero que nada, yo creo que somos muy afortunados de contar con él", dijo Lovullo. "Tuvimos la suerte de mantenerlo con nosotros aquí en la organización. Él contaba con otras ofertas y ha tenido un impacto muy grande. Me encanta interactuar con él, y considero que es mi trabajo ser su mentor. Quiero verlo ser más y eventualmente convertirse en dirigente. Me gustan la visión que él me provee y las preguntas que formula".
Urueta devolvió esos elogios al llamar tanto a él como a Hazen "las dos personas más importantes" de su trayectoria como coach.
"Creo que a los 37 años todavía tengo mucho que aprender, y aprender de ellos creo que es una decisión sabia. Torey es un gran dirigente, un gran motivador y excelente comunicador que se ha ganado el respeto de los jugadores y de la gente. Gracias a eso fue nombrado como Manager del Año el año pasado. Tengo mucho que aprender de él".
La visión tan preciada por Lovullo no ha sido algo que Urueta siempre poseyó, sino que algo afinado a través de los años que le faltaba cuando él fue contratado como prospecto internacional por Arizona a los 17 años de edad.
CAÍDO, PERO NO VENCIDO
Urueta había sido contratado apenas ocho meses después de que Rentería, su ídolo y paisano de Barranquilla, se convirtió en leyenda tras obtener el sencillo ganador en el séptimo juego de la Serie Mundial que vio a los Florida Marlins coronarse como campeones derrotando a los Cleveland Indians. El mundo entero había sido testigo de la epopeya de Rentería, y ahora Urueta era la próxima gran esperanza del béisbol colombiano en el Siglo 21. Sin embargo, esas mismas expectativas lo abrumaron una manera que Urueta no pudo superar como joven promesa.
"Creo que fue mi talón de Aquiles. Si sentía esa presión, y que el fanático del béisbol esperaba mucho de mí. Quizás cuando me contrataron fui un jugador que le llamó mucho la atención a los evaluadores de talento y no pude con eso", Urueta dijo con cierta nostalgia.
"La inseguridad y la desconfianza fueron un gran problema para mí, y eso es algo que hoy en día intento enseñarles a los jugadores jóvenes que te puede jugar en contra y no quisiera que a ellos les pasara lo mismo que me pasó a mí"
"Edgar obviamente dejó al estándar muy alto para los peloteros colombianos, y yo no aguantaba a ese tipo de presión. No me favorecía sentirme así en el día a día. No pude ejecutar y tener las actuaciones que se esperaban… Lo acepté ahora que soy un coach, entiendo que fallé, que no pude, y aprendí que la parte mental es lo primordial en este deporte. Siempre hay que tratar de mejorar eso y aprender de los errores para llegarle a tus jugadores".
Su travesía por las Menores lo encontraron vistiendo la camiseta de las filiales de los D-backs y los St. Louis Cardinals entre 1999 y el 2003 antes de partir hacia Italia, la tierra de sus ancestros. Allí fue donde él jugó para el Bologna (2004-06) y la Fiorentina (2007) en la liga italiana de béisbol. Fue justamente en esa última parada donde él se "relajó" y disfrutó de su estancia en Italia al asistir a las prácticas del equipo de fútbol en su tiempo libre y haciéndose amigo de Luca Toni, el delantero titular de Italia en el Mundial 2006.
"Italia siempre estará dentro de mi corazón", dijo Urueta, quien posteriormente fue nombrado como Manager del Año en la Liga Invernal de Colombia en el 2013, 2014 y 2015, saliendo campeón durante esos primeros dos años.
A medida que eso sucedía, él seguía ascendiendo con los D-backs. Esa constancia le permitió demostrar su capacidad como dirigente de Licey. Lo que nadie esperaba era que él llegara a la fama por un incidente muy peculiar durante la temporada pasada.
Sus Tigres contaban con una marca de 5-15 y necesitaban una chispa, así que Urueta se ocupó de ello.
"Me acuerdo de un juego donde quizás era el último cuando estábamos perdiendo, el punto límite de mi gestión. La fanaticada estaba ya cansada y parecía que los ejecutivos iban a tomar una decisión…No era para menos, el equipo estaba jugando muy mal. Descargué mi frustración con un árbitro y recuerdo que en la primera entrada salí expulsado injustamente y decidí hacer algo para despertar a mis jugadores", dijo Urueta. Lo que sucedería después dio la vuelta al mundo.
"Decidí jalar el círculo de espera y ponerlo en el home plate. Fue algo que en el momento fue bien jocoso. Lo que había detrás de eso era el mensaje de que los jugadores tenían que despertar y asi fue. Ahí empezó la racha de juegos ganadores. El video del incidente se volvió viral y salió en las mejores jugadas del día de SportsCenter por ESPN en Estados Unidos y fue muy gracioso como fue algo sobre este colombiano loco haciendo eso en la República Dominicana".
La táctica funcionó, y sus Tigres rugieron con tal fiereza que enfilaron derecho hacia la final del torneo. Esa remontada histórica le valió a "Pipe" un ascenso a Gerente General en Licey, y esa nueva aventura comenzará una vez que él culmine la temporada de Grandes Ligas este año en Arizona.
Cuando Urueta tuvo que elegir a su heredero como dirigente de Licey, él no dudó en contar con su colega estadounidense Robby Hammock, quien también es coach de los D-backs.
"La razón por la que él me contrató es que contamos con los mismos objetivos. Él quiere que llevar al análisis estadístico al béisbol dominicano, pero lo más importante es que ahora él podrá entrar al vestuario y gritarme", Hammock dijo con una sonrisa y un guiño.
Ahora "Pipe" es el que allana el camino para otros, tal y como a él le dieron la oportunidad de forjar su propio camino hace más de 10 años. Ese camino que lo sigue llevando a la gloria.