¿Va más allá del terreno el valor de Miguel Cabrera?

15 de junio de 2018

De las muchas razones por las cuales uno debería sentirse mal por el desgarre en el bíceps izquierdo que sufrió el venezolano la noche del martes, la más dolorosa es ésta: Hay una estrella, uno de los mejores peloteros de todos los tiempos, un seguro miembro del Salón de la Fama que todavía está activo, al que ahora no podremos ver más esta temporada. Algún día, Cabrera se va a retirar, y ya no podremos verlo jugar. A los jugadores como él hay que valorarlos mientras están aquí, y esa posibilidad nos la acaban de quitar.
El de Cabrera tampoco era un caso de alguien que fue algo grande hace tiempo y que ahora simplemente estaba jugando por jugar. Los tremendos problemas que enfrentó Cabrera en el 2017- cuando bateó .249 con 16 jonrones- estaban casi todos en el retrovisor esta temporada. No era el Miguel de siempre, porque el poder que casi desapareció el año pasado no ha vuelto esta campaña, en la que pegó sólo tres jonrones en 157 visitas al plato. Pero sigue siendo un hábil bateador. Su promedio estuvo sobre .300 casi toda la campaña y su porcentaje de embasarse era el más alto para él desde el 2015. No era su mejor versión, pero era un jugador clave para un equipo de los Tigres que ha sido un poco mejor de lo que uno pensaba. Por cierto, su 129 de OPS+ es el mejor del club. Su defensa en la primera base le quita algo a su valor, pero los Tigres no son un mejor equipo, y sin duda no son uno más digno de ver sin Cabrera en el roster activo. Todos perdemos algo con su ausencia.

Claro que estamos en el año 2018, y en esta época uno no habla de los peloteros solamente como peloteros. Miguel Cabrera no es sólo Miguel Cabrera, sino que es Miguel Cabrera y el contrato de Miguel Cabrera. Y ahí es donde se complican las cosas.
Han pasado más de cuatro años desde que los Tigres le dieron una extensión de ocho temporadas, a pesar de que todavía le quedaban dos años del pacto que tenía entonces. El acuerdo lució mal desde el principio, un detalle importante porque venía de ganar dos premios JMV seguidos. Fangraphs opinó que Cabrera estaría "ridículamente sobre pagado" y que "en pocos años los Tigres van a desear haber dejado ir a Cabrera".
El contexto bajo el que los Tigres le dieron ese contrato a Cabrera es importante, pero el asunto sobre el contexto es que el tiempo hace que se desvanezca. Uno puede tratar de ponerse en los zapatos de los Tigres en el 2014, una franquicia que había tenido buenos equipos en la última década, pero que no había ganado la Serie Mundial, y decir, 'Miren, si no le dan una extensión a Cabrera probablemente lo van a perder, y entonces no van a ganar nunca la Serie Mundial'.

Por otro lado, que Cabrera vaya a ganar US$30 millones durante cada uno de los próximos cinco años no va cambiar los planes o la dirección de la franquicia. Los Tigres acaban de sacarse US$70 millones de la nómina y los fanáticos de Detroit son lo suficientemente inteligentes para saber que su equipo no necesita regresar por los momentos al mercado de agentes libres. Y este año saldrán de más responsabilidades cuando se marchen el venezolano Víctor Martínez y el cubano José Iglesias. El contrato de Cabrera seguirá unos años en los libros de contaduría de los Tigres, pero es difícil argumentar que ese acuerdo vaya a cambiar la fortuna de Detroit. El plan de los Tigres para el futuro tendrá éxito si el equipo desarrolla a jugadores jóvenes y fracasará si no es así. El pacto de Cabrera no evitará que puedan hacer algo distinto a lo que tienen pensado hacer.
Es más, ¿acaso no hay algo de valor -quizás no US$30 millones al año, pero sí algo- en tener a Cabrera haciendo exactamente lo que dijo que iba a hacer cuando firmó: retirarse feliz con el uniforme de los Tigres? Cuando haya expirado su contrato, Cabrera habrá jugado 16 campañas en Detroit (presumiendo que los Tigres no ejerzan la opción del 2024). Estamos hablando de un Salón de la Fama pasando casi 20 años de su carrera en tu ciudad. Eso es algo, ¿verdad? Cabrera llegará a 500 jonrones con el uniforme de los Tigres. Allí llegará a 3,000 hits. Será su camisa la que vistan los niños en el Comerica Park por los próximos 20 años. Y será exaltado al Salón de la Fama con la gorra de los Tigres. Eso tiene un valor. Claro que lo tiene.

Si su contrato no está evitando que los Tigres hagan algo que hubiese podido hacer si lo hubiese dejado ir en su momento (y no lo está evitando), y sigue siendo un ícono de la franquicia que le da a los fanáticos la oportunidad de ver a un futuro Salón de la Fama que de otra manera no estarían viendo, y además es un pelotero al que pueden emular y seguir los jóvenes del equipo, entonces, ¿cuál es exactamente el problema? Sí, nadie le daría ese contrato a Cabrera hoy. Pero este era el riesgo del que todos sabían cuando lo firmaron hace cuatro años.
Entonces, una plegaria: cuando nos lamentamos por la lesión que sacó por el resto de la campaña a Cabrera, lamentemos haber perdido al pelotero, al futuro Salón de la Fama, al tipo que nos ha dado tantas alegrías a lo largo de los años y que seguramente nos dará más en el futuro. No nos obsesionemos por el contrato, que puede que sea ineficiente y excesivo, pero no está afectando al equipo. Vamos a extrañar no poder ver a uno de los mejores bateadores de nuestra generación. Vamos a ponernos tristes por eso, no por un pedazo de papel firmado hace cuatro años. El año que viene, Cabrera estará de vuelta en el terreno jugando para los Tigres. Sus compañeros estarán felices de verlo. Nosotros también deberíamos estarlo.