Dilema de Betts dominará el invierno en Boston

13 de noviembre de 2019

Uno de los más grandes contratos para un agente libre en la historia de Grandes Ligas, y quizás el más grande de todos para los Medias Rojas en términos de valor, fue el que le dieron al dominicano Manny Ramírez. Después de la campaña del 2000, los Patirrojos firmaron a Ramírez por ocho años y US$160 millones, y luego algo bien extraño sucedió: Los números de Ramirez por el tiempo que duró ese contrato fueron casi idénticos a los que había logrado con los Indios, mismos que le valieron un contrato millonario con los Medias Rojas. Esto señores, pocas veces sucede.

Ustedes saben qué pasó con Ramírez, quien al momento de firmar con Boston tenía 29 años. Manny y su compatriota David Ortiz se convirtieron en el poderoso dúo zurdo-derecho que Fred Lynn y Jim Rice alguna vez fueron – sólo que mejores, y más importantes. En 2004, los Medias Rojas ganaron su primera Serie Mundial desde 1918, luego volvieron a ser campeones en 2007. Si los Medias Rojas hubiesen sabido de antemano que Ramírez los ayudaría a obtener todos esos éxitos, seguramente le habrían pagado más dinero.

Ahora, todo este tiempo después, y un año después de que Mookie Betts los ayudara a ganar otro Clásico de Otoño en 2018, los Medias Rojas tienen otra decisión económica que tomar. Los Patirrojos deberán decidir si le otorgan a Betts un contrato que valdría el doble de aquel que le dieron a Ramírez hace casi dos décadas.

Betts, de apenas 27 años de edad, todavía no es agente libre. Eso no sucederá sino hasta el próximo invierno. Si el talentoso jardinero acude al arbitraje salarial este año, se espera que reciba un salario de aproximadamente US$30 millones para la temporada 2020. El problema, por supuesto, como todos ya sabemos, es que los altos mandos del club han dicho que les gustaría reducir su presupuesto – la se ubica actualmente en alrededor de US$235 millones – por debajo de los US$208 millones para evitar el impuesto de lujo. En el corto plazo, esta es una exigencia para Chaim Bloom, el nuevo jefe de operaciones de béisbol, de la misma manera que lo es ganar otra Serie Mundial.

Y cuando examinamos las finanzas de los Medias Rojas y dónde se encuentra su nómina, uno sólo puede llegar a esta conclusión: Si Betts se queda, por este año y muchos más, entonces alguien más con un millonario contrato deberá irse.

El primer nombre que se nos viene a la mente es David Price, quien ganará US$32 millones en cada uno de los próximos tres años. Por supuesto, para lograr que esto funcione, Boston tendría que incluir algunos prospectos en un trato, o asumir parte del salario del zurdo, dado que Price ya no lanza como el as que era cuando le otorgaron ese contrato. Quizás podrían canjear a J.D. Martínez (salario de US$23.75 millones en 2020), quien recién decidió no salirse de su contrato y permanecer por lo menos otro año más con los Medias Rojas. Pero en el actual clima económico de este deporte, uno tiene que pensar que sería mucho más fácil canjear a un lanzador como Price que a un bateador designado, incluso a uno que ha sido tan productivo como Martínez.

Yo personalmente creo que sería una locura para los Medias Rojas canjear a Betts. Fue nombrado el JMV de la Liga Americana en 2018 – en una campaña en la que superó en desempeño a nada más y nada menos que Mike Trout – y terminó en segundo lugar detrás de Trout en las votaciones en 2016. Quizás no sea tan popular como Ortiz lo fue en Boston – quizás no haya otro ídolo como él – pero podría estar en camino (si se queda). Si redondeamos todo su talento, podemos ver que se trata de uno de los jugadores mejor dotados que los Medias Rojas han tenido en su historia. Buck Showalter me dijo una vez que Betts es el mejor jardinero derecho que él ha visto con sus propios ojos.

Los Medias Rojas le han hecho por lo menos una oferta a Betts, después de la temporada del 2017, por ocho temporadas y poco más de US$200 millones, pero el jardinero prefirió no tomarla y esperar. Ahora su valor habría subido como la espuma, tomando en cuenta la clase de contrato que Trout recibió de los Angelinos, los US$330 millones que Bryce Harper obtuvo de los Filis y los US$300 millones que Manny Machado recibió de los Padres.

Gente familiarizada con la manera de pensar de los Medias Rojas cree que el club todavía le ofrecerá a Betts un contrato de entre siete u ocho temporadas lo suficientemente jugoso que su valor anual podría permitirle a Betts imponer un récord en ese sentido. Pero no va a recibir la clase de dinero que Trout obtuvo. A pesar de lo talentoso que es, de la gran persona que es y tan extraordinario compañero de equipo, no es Trout. Nadie lo es.

Una vez, hace muchos años, Ramírez merecía un jugoso contrato. No sólo por lo que ya había logrado en su carrera, sino por lo que estaba por lograr en Boston. Ramírez no terminó su carrera en Fenway. Betts debería hacerlo.

“Es una situación de alguna manera extraordinaria”, me dijo el otro día una persona cercana a Betts. “A ellos les gustaría retenerlo. A él le encantaría quedarse. Pero a pesar de ello al final puede terminar yéndose. ¿Qué locura no?”.

No es una locura. Es sólo béisbol. Y un negocio.