Mejor me quedo con ella
Una regla no escrita entre los aficionado que visitan el estadio de sus equipos favoritos locales es que cuando se atrapa una pelota conectada de jonrón por un pelotero del equipo contraria, la obligación de dicha persona es hacer el mejor tiro que se pueda con fines de devolverla hacia el terreno.
Se dice que la tradición inició en 1969 en Wrigley Field cuando un fanático de los Cubbies tuvo la suerte de acorralar una pelota destrozada por el futuro rey de los jonrones, Hank Aaron.
En vez de quedarse con ella, el famoso cuento relata que el aficionado lanzó la pelota in dirección de uno de los árbitros.
Tomando en cuenta el tipo de talento que exhibe el dominicano
El muchachito amagó y amagó hasta que tal vez pensó en aquella tardecita del 1969 en Wrigley, cuando otro aficionado echaba de menos la rareza de haber atrapado uno de los mejores jugadores en la historia de Grandes Ligas.