LOS ÁNGELES – No hubo mucha fanfarria en torno a la entrega del anillo de campeonato de la Serie Mundial que el cubano Miguel Vargas recibió por parte de los Dodgers, antes de la derrota de los Medias Blancas la noche del martes en el Dodger Stadium.
Sólo estaban el gerente general de los Dodgers, Brandon Gomes, el manager Dave Roberts, Vargas y un grupo de fotógrafos a poca distancia, captando este momento especial para el joven que disputó 30 partidos con Los Ángeles en el 2024. De alguna manera, esta presentación le puso el signo de exclamación final a la primera parte de la carrera de Vargas, que abarcó desde el 2022 hasta que fue cambiado a Chicago como parte de un traspaso de tres conjuntos y ocho jugadores el 29 de julio de la temporada pasada.
“Se siente bien, ¿sabes? Siento que muchos jugadores sueñan con algo así. Estoy muy feliz de tener uno”, expresó Vargas después de recibir su anillo de campeón. “Siempre es bueno tener ese tipo de recompensa. Feliz de ver a mis antiguos compañeros y de estar de vuelta aquí en el Dodger Stadium”.
Mudarse a los Medias Blancas no fue una transición fácil en el terreno para Vargas, quien bateó .104 con un OPS de .387 en 157 veces al bate después del cambio. Es comprensible que Vargas no hable mucho sobre ese duro comienzo, prefiriendo centrarse en los mejores resultados del presente.
Aunque está en un bache de 25-1 después de irse de 4-0 el martes, Vargas ha sido la fuerza más sólida de los Medias Blancas desde que subió la posición de las manos en su swing a principios de esta temporada. Batea .257 con 15 dobles, dos triples, 10 jonrones, 28 carreras impulsadas y 34 anotadas en sus últimos 60 juegos desde el 23 de abril.
A los 25 años, capaz de jugar en la antesala o en la inicial y con una buena capacidad defensiva, el cubano sigue siendo una figura central en esta última reconstrucción de los Medias Blancas.