La positividad que rodea los 21 años de carrera de Miguel Cabrera puede describirse mejor con las palabras “impacto global”. Miguel, que creció en el barrio Le Pedrera de Maracay (Venezuela), se ha convertido en una de las personas más solidarias, desinteresadas y generosas del béisbol.
Los logros en el terreno de juego seguirán a Miguel para siempre, pero el impacto que ha tenido en las vidas de innumerables personas -muchas de las cuales tal vez nunca conozca- es lo que perdurará para las generaciones venideras. Miguel, que suele ser el primero en levantar la mano para ayudar a las comunidades de Michigan, Florida y Venezuela, ha contribuido personalmente y ha ayudado a recaudar millones de dólares a lo largo de su emblemática carrera. Este espíritu altruista se puso de manifiesto en respuesta a la pandemia de COVID-19, cuando Michigan más necesitaba el tiempo y los recursos de Miguel.
Respondiendo a la llamada de la Gobernadora Gretchen Whitmer y de los líderes de la comunidad, Miguel y su esposa, Rosangel, donaron 250,000 dólares en beneficio de los niños y las familias de Detroit. Como una de las mayores donaciones conocidas públicamente de un atleta profesional en Detroit, la contribución ayudó a cubrir muchas de las necesidades inmediatas de la comunidad, incluyendo comidas para miles de niños a través del Distrito Comunitario de las Escuelas Públicas de Detroit, la tecnología necesaria para los estudiantes de las escuelas públicas a través de la Fundación de las Escuelas Públicas de Detroit, guarderías asequibles para las familias que regresan al trabajo a través de Boys & Girls Clubs of Southeastern Michigan, Detroit Police Athletic League y Brilliant Detroit, y mascarillas de alta calidad para los habitantes de Detroit durante la pandemia de Covid-19 a través de G1 Impact. Además, Miguel asumió la copresidencia de la Comisión Protect Michigan para ayudar a promover los esfuerzos de vacunación y educación del estado contra la COVID-19.