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Abrir los Juegos 1, 4 y 7: ¿Cosa del pasado?

KANSAS CITY -- Qué honor tan grande significaba para un serpentinero ser selecionado para abrir los juegos primero, cuarto y séptimo de una Serie Mundial. Ese pitcher era usualmente conceptuado como el "caballo" de su rotación, el hombre de confianza, la carta de triunfo para los momentos cruciales.

Hasta los años '60, '70, '80 era casi una cuestión de costumbre. Todavía sobrevivían las rotaciones de solamente cuatro abridores y ni aparecía por allí el fantasma del relativamente nuevo sistema de que un lanzador ya no da más cuando acaba de pasar de los 100 envíos en un juego.

Coloque usted sobre la sartén el ingrediente extra de que las postemporadas son mucho más largas y agotadoras que las de otrora y se encontrará con un elemento extra bien difícil de superar.

Inolvidables son las hazañas de Bob Gibson (Cardenales de San Luis), el más reciente caso de los super dotados de la lomita que lo hicieron en Series Mundiales consecutivas (1967-68). De 1968 data también la vez más reciente que emplearon ese método de usar sus rotaciones los dos equipos finalistas, ya que Mickey Lolich subió a la lomita en esas tres oportunidades por los Tigres de Detroit.

No se puede olvidar la proeza de Jack Morris con los Mellizos de Minnesota en 1991, especialmente por el hecho de que el séptimo partido lo trabajó completo a lo largo de 10 innings. Curt Schilling es el que ha recibido más recientemente la tarea de trabajar los Juegos 1, 4, 7, en su caso con los Diamondbacks de Arizona en 2001. La pregunta inmediata es si ese sistema ya pasó de moda en el apasionante mundo del diamante. Uno de los mejores candidatos para responder a esa interrogante es precisamente el dirigente de los Gigantes de San Francisco, Bruce Bochy, por contar en Madison Bumgarner con uno de esos lanzadores que bien puede estar edificado física y mentalmente para ese tipo de reto.

"No creo que en la pelota usted deba usar la palabra imposible", proclamó Bochy. "Sí creo que es más difícil de hacer. Los lanzadores no están preparados físicamente para ello cómo lo estaban antes. Algunos están acostumbrados a trabajar mejor con ese día extra de descanso entre aperturas de vez en cuando.

"Me gusta pensar que una de las razones por las cuales hemos mantenido saludables a nuestros lanzadores es que no hemos alterado nuestra rotación", conceptuó Bochy. "Si hay un día extra de por medio, tratamos de darle ese descanso adicional. Y pensamos que también puede ayudarlos a tener mayor longevidad".

En fin, esa posibilidad está latente, siempre y cuando usted tenga a la mano caballos de la talla de un Clayton Kershaw o de un Adam Wainwright, para citar solamente algunos casos y especialmente surgirá en el tapete el tema de Bumgarner en la medida en la que vaya evolucionando como lanzador. Hay que recordar que apenas tiene 25 años de edad.

Por supuesto, siempre estará latente la posibilidad de que un abridor inicie tres encuentros de una Serie Mundial en circunstancias en las que una suspensión abra ese paréntesis. Fue el caso de Chris Carpenter al abrir los juegos uno, cinco y siete en el 2011 por los Cardenales.

"Sí, creo que lo veremos de nuevo", insistió Bochy."Simplemente no creímos [en este caso] que fuera lo más sabio hacerlo ahora por la carga de trabajo a la que sometió Bumgarner".