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Alcides Escobar mantiene enorme confianza en su bateo

CINCINNATI -- Cuando un pelotero pierde la confianza en su habilidad con el bate, se puede sumergir en un letargo del cual solamente son capaces de recuperarse los mejor dotados como artilleros. El venezolano Alcides Escobar es uno de ellos.

Escobar, paracorto titular de la Liga Americana en el Juego de las Estrellas, tuvo un año relativamente negro con el madero al bajar su promedio a .234 en 2013, pero eso no lo pudiera imaginar el que lo observa ahorita repartiendo líneas por todos los sectores del diamante.

"Nunca he perdido la confianza porque bateé en Doble "A", en Triple "A", y lo he hecho en las Grandes Ligas", proclamó el shortstop de los Reales de Kansas City. "Me la bajaron [en 2013), pero volví a recuperarme. He trabajado duro para ser consistente".

Esa consistencia de Escobar, de 28 años de edad, se refleja en sus números a la ofensiva. En 2012 había promediado .293, en 2014 terminó en .285 y en los actuales momentos está instalado en .290. De hecho, Escobar llegó embalado al Juego de Estrellas, con promedio de .419 y cinco carreras impulsadas en sus siete partidos previos al mismo.

De paso, el jugador de cuadro venezolano se mantiene como una amenaza en las almohadillas, reflejo de aquella combinación entre 2012 y 2014, años en los que sumó 66 bases robadas y solamente 11 outs en intento de estafarlas. Si se incorporan esos aspectos a su tremenda capacidad a la ofensiva, el saldo es uno de los paracortos más completos de las Ligas Mayores.

Al consolidarse como figura de la Liga Americana vino el respaldo amplio de la fanaticada que le permitió sentirse como muchacho con juguete nuevo al integrar el escuadrón del Joven Circuito en Cincinnati.

"Tienes razón, este era uno de mis sueños y estoy súper contento de esar aquí en el Juego de Estrellas", señaló a una pregunta de LasMayores.Com. "Es la primera vez que participo y como abridor, algo que le agradezco mucho a los aficionados".

Al observar hacia su mano derecha, Escobar miraba al receptor venezolano Salvador Pérez. Más allá estaba el relevista dominicano Kelvin Herrera. Tantos fueron los Reales en Cincinnati que prácticamente conformaban casi una hilera completa en el salón reservado para la respectiva Conferencia de Prensa colectiva.

"Esto es algo especial para Kansas City nunca visto, si no me equivoco", expresó el nativo de La Sabana (estado Vargas), en el Litoral Central venezolano, cuna de muchos destacados deportistas de su patria. "Tenemos seis peloteros y cuatro abridores, pero se lesionó [el jardinero izquierdo] Alex Gordon".

Al igual que ocurre en Kansas City, donde Escobar comparte la combinación para las doble matanzas alrededor del segundo saco con Omar Infante, en el Juego de Estrellas le tocó como compañero para las mismas con su también paisano José Altuve, estrella de los Astros de Houston.

"Estoy bien feliz de jugar con Altuve y estamos bien orgullosos de ser venezolanos, apenas puedo esperar por el momento para disfrutarlo", puntualizó el paracorto de manos seguras y sobre todo tremendo alcance.

Como estrella joven al fin, Escobar no escondía sus nervios. Todo lo contrario, lo admitía al hablar para los lectores de LasMayores.Com.

"Siento felicidad, nervios, de repente muchas cosas que uno nunca sabe controlar", confesó el valioso integrante de los campeones reinantes de la Liga Americana.

El tema de sus Reales no podía ser eludido en la conversación con Escobar. Es más, como hombre de equipo, es uno de los que le encanta más.

"No creían en nosotros [el año pasado], pero ahora somos uno de los mejores equipos de las Grandes Ligas", recordó Escobar. "Crecimos, nos establecimos y rendimos como equipo, para llegar juntos a la Serie Mundial".

Y lo interesante es que los Reales pueden aspirar de nuevo al Clásico de Octubre. No son muchos los equipos en la era de la libre agencia que pueden vanagloriarse de apariciones consecutivas en la finalísima beisbolera.

"Ya terminamos la primera mitad en el primer puesto [de la División Central de la Liga Americana] y todos nosotros nos trazamos una meta firme: jugar para .500, que es lo que nos hace falta para ganar la División", concluyó Escobar, cuyo equipo avanzó a los play-offs como comodín en 2014.