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Atléticos no se han quedado con los brazos cruzados

¿Qué te parecen tus Atléticos de Oakland ahora? Al fin y al cabo, podrían estar en la contienda por el título del Oeste de la Liga Americana. Tienen profundidad en su pitcheo y su alineación es competitiva. Eso es lo importante, ¿cierto?

Hay que estar impresionado por lo que ha hecho el gerente general de Oakland, Billy Beane, no sólo por su visión y su juicio. Existen otros aspectos, pero su mejor cualidad podría ser la siguiente: procede sin miedo.

También tiene la capacidad de ignorar lo que dicen los demás. Lleva en su puesto suficiente tiempo como para confiar en sus decisiones y las de sus asistentes. Esa es la lección de una temporada muerta en la que Beane ha desmantelado a los Atléticos para construirlos de nuevo.

Y los ha armado bien. Eso fue lo que dejó en claro el canje del fin de semana, en el que Oakland adquirió al cubano Yunel Escobar y a Ben Zobrist de los Rays a cambio del receptor John Jaso, el torpedero de Ligas Menores Daniel Robertson y el jardinero Boog Powell. Los Atléticos no están en reconstrucción. Este equipo nunca estuvo en reconstrucción.

Fue fácil interpretarlo como lo contrario. Beane cambió a cinco de sus jugadores convocados al Juego de Estrellas del 2014, incluyendo a su mejor pieza (el antesalista Josh Donaldson) y uno de sus mejores abridores (Jeff Samardzija). También se deshizo de Brandon Moss y Derek Norris, además de enviar al cubano Yoenis Céspedes a los Medias Rojas durante la campaña del 2014.

En este proceso Beane tenía dos objetivos: reponer el sistema de Ligas Menores y mantener el equipo grande competitivo. Y parece que ha logrado ambas cosas.

Ahora es más difícil saber cómo se perfilan los Atléticos en la División Oeste de la Liga Americana. Los Angelinos y los Marineros parecen haberse despegado del grupo. Los Rangers están llenos de incertidumbres debido a los varios jugadores que se recuperan de lesiones. Los Astros siguen mejorando, pero aún tienen camino por recorrer.

Por su parte, Oakland tiene pitcheo. Al equipo le sobran brazos de calidad con Sonny Gray, Scott Kazmir, Jesse Chávez, Drew Pomeranz y dos de los muchachos nuevos, Kendall Graveman y Sean Nolin. Con Jarrod Parker y A.J. Griffin de regreso en algún momento del 2015, los Atléticos podrían tener una de las mejores rotaciones.

Esta colección de brazos es tan impresionante que parece similar al pitcheo que Beane adquirió hace tres años cuando transformó su roster. Aquella renovación resultó en 94 victorias y un título divisional.

Beane cuenta con nuevos jugadores en las esquinas del cuadro, con Brett Lawrie defendiendo la antesala y Ike Davis en la inicial, además de agregar a Billy Butler como bateador designado. Y el fin de semana le dio lo que parece ser el toque final a su alineación para el Día Inaugural.

Con Escobar, tiene uno de los mejores torpederos defensivos del 2013 en el Joven Circuito. Su alcance defensivo disminuyó en el 2014, pero los Atléticos piensan que el cubano regresará al mismo nivel que ha tenido durante la mayoría de su carrera.

Por su parte, Zobrist podría ser el pelotero que nació para jugar con Oakland. Puede defender cualquier posición, y muy bien en la mayoría de ellas. Viene de una campaña en la que conectó 34 dobles, 10 jonrones, se robó 10 bases y negoció 75 pasaportes.

Podría arrancar la temporada como segunda base titular, o podría pasar al bosque izquierdo. Hasta podría jugar ambas posiciones -- según el lanzador abridor contrario.

Con el nuevo presidente de operaciones de béisbol de Tampa Bay, Matt Silverman, Beane encontró un socio dispuesto a hacer un arriesgado canje. El directivo de los Rays también está reconstruyendo su roster al deshacerse de Wil Myers, Ryan Hanigan, Jeremy Hellickson, el dominicano Joel Peralta, Sean Rodríguez y ahora Zobrist y Escobar.

Los Rays serán más jóvenes en el 2015, pero como los Atléticos, tienen suficiente pitcheo para seguir en la contienda. Si el novato Steven Souza, quien llegó a Tampa Bay por medio del canje por Myers, es tan bueno como el equipo piensa, los Rays podrían dar la pelea en una División Este de la Liga Americana que sería la más reñida en la Gran Carpa.

Por su parte, no se atrevan a decir que Beane haya terminado de hacer movimientos, porque nunca se queda con los brazos cruzados. Pero parece que tiene un equipo que podría disputar juegos importantes en septiembre. Serán pocos los señalarán a Oakland para terminar por encima de los Angelinos o los Marineros, pero eso es de poca importancia.

Los Atléticos han hecho tantos ajustes que tomará tiempo ver cómo encajarán todas las piezas. De igual manera, los jugadores necesitarán tiempo para acoplarse a sus nuevos compañeros y convertirse en un equipo.

Aquí es donde el dirigente Bob Melvin hace un papel clave. Ningún mánager es mejor a la hora de transformar varias piezas en un conjunto cohesivo.

Beane reconocerá que ningún cambio viene con garantías y que todos traen algo de riesgo. En ocasiones hasta las decisiones buenas y astutas traen malos resultados.

Fue maravilloso ver que Beane lo apostara todo al adquirir a Jon Lester (por Céspedes), Samardzija y Jason Hammel. El directivo parecía haberle dado a su equipo una buena oportunidad de llegar lejos en octubre. Al final no acertó.

En la mañana después del último de dichos cambios, los Atléticos tenían foja de 66-41 y eran los líderes en el Oeste de la Americana por dos juegos y medio. Después se derrumbaron, terminando con foja de 22-33 y perdiendo 12 ½ partidos en la tabla de posiciones.

Clasificaron para la postemporada por tercer año consecutivo, pero perdieron 9-8 en 12 entradas en un increíble Juego del Comodín contra los Reales. Aquel fue el final adecuado para una decepcionante segunda mitad de temporada.

Luego Beane observó un roster que terminó a 10 juegos de los Angelinos y que iba a perder a Lester y a Hammel por la agencia libre. No pensó que su equipo sería competitivo en el 2015 si era tímido durante el invierno. En las Reuniones Invernales, entre la ola de transacciones, Beane parecía divertirse al escuchar que muchos pensaban que Oakland ya no iba estar en la pelea.

Eso nunca pasó por la mente de Beane. Y con el cambio del fin de semana, nos lo recordó.