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Collins toma las decisiones acertadas con Mets en playoffs

NUEVA YORK-- Mientras los Mets de Nueva York se bañaban en champán dentro del atiborrado clubhouse del Wrigley Field, el piloto Terry Collins permanecía de pie, cerca del alboroto, abrazado de su esposa Deborah y con una sonrisa de oreja a oreja.

Después de una vida dedicada al béisbol en empleos de todo tipo y en incontables ciudades, finalmente Collins iría a una Serie Mundial.

"Cuando comenzamos a estar juntos, yo le dije, 'no sabes en lo que te estás metiendo'", dijo Collins acerca de su esposa. "Ésta es la culminación de mucho dolor, muchas lágrimas, muchas cosas por las que hemos pasado, pero ha valido la pena".

Hasta hace unos meses, los Mets quizás no valoraban lo que tenían en el popular Collins, quien a sus 66 años es el manager de mayor edad en las Grandes Ligas. Cuando finalmente la nómina tuvo talento suficiente para ganar, Collins ha oprimido todos los botones correctos durante su primera postemporada como manager.

Guio a los campeones de la División Este de la Liga Nacional hasta un sorpresivo lugar en el Clásico de Otoño.

Y se tardó 1.688 juegos de temporada regular para llegar a los playoffs.

"El béisbol ha sido mi vida, toda mi vida. Yo era uno de esos chicos que comenzaron a jugar cuando tenían 4 o 5 años", recordó Collins, cuyo padre falleció poco antes de que comenzara el entrenamiento de pretemporada. "Este momento es muy especial para mí".

También lo es para los Nueva York. Está de vuelta en la Serie Mundial por primera vez en 15 años, jugará contra los Reales, campeones de la Liga Americana, a partir del martes, en Kansas City.

Sin duda, Collins es uno de los motivos principales del éxito de los Mets.

Tomó decisiones cruciales y arriesgadas durante el quinto juego de la serie divisional de la Liga Nacional en el Dodger Stadium. Decidió mantener en la lomita al as Jacob deGrom, quien pasaba problemas en el comienzo del juego. En el séptimo inning, recurrió al novato Noah Syndergaard, para que cumpliera la primera aparición de su vida como relevista.

Asimismo, Collins encomendó a Jeurys Familia que buscara un salvamento sacando seis outs. Ello implicó que el dominicano cumpliera un raro turno al bate, lo que costó a los Mets una mejor oportunidad de ampliar su ventaja.

Después de algunos momentos tensos, Nueva York avanzó con una victoria sobre Zack Greinke. El gerente general Sandy Alderson recalcó que Collins había realizado una "obra maestra".

Luego, durante la barrida que propinaron a los Cachorros en la Serie de Campeonato de la Nacional, Collins dio a los Mets la libertad de correr por las bases, pese a que figuraron últimos de la liga en el rubro de robos durante la temporada. Ello rindió dividendos ante Chicago, un equipo que tuvo problemas para mantener controlados a los corredores.

Y se negó a sacar del terreno a Lucas Duda, quien estaba en un bache de bateo. El primera base lo recompensó con un jonrón y cinco impulsadas en el cuarto juego, que representó el pasaje a la Serie Mundial.

"Él siempre es muy claro acerca de lo que espera de ti", afirmó Daniel Murphy, el astro de los Mets en estos playoffs. "Uno no puede pedir más como pelotero".

Collins está disfrutando la experiencia.

En Cincinnati, donde su equipo aseguró el banderín divisional, salió al campo para celebrar con un grupo de fanáticos de los Mets que hicieron el viaje. Los roció con champán.

Hizo eso mismo tras el quinto juego en Los ??ngeles, donde recibió incluso un beso en la mejilla de parte de un hombre jubiloso en primera fila.

Después de regresar a Nueva York, una vez concretada la barrida sobre los Cachorros, Collins llevó a su esposa a cenar el jueves por la noche. Los comensales se arremolinaron para saludarlo. Se convirtió en el motivo principal de los brindis.

"La respuesta en el restaurante fue increíble, y he comido muchas veces ahí", expresó Collins.

En broma, dice que su esposa lo llama "idiota" cuando no le resulta una decisión en un juego. Afirma que es apenas más alto que el bajito coach de bateo Kevin Long y ha bromeado, al manifestar dudas de que el lanzador estelar Matt Harvey llegue a tiempo al aeropuerto.

Todos esos episodios muestran que el piloto de cabello cano ha evolucionado en los últimos cinco años. Está ahora más dispuesto a mostrar su sentido del humor.

Se trata de una transformación respecto de un manager de la vieja escuela, quien tenía reputación de gruñón y frío. Ahora luce más como un abuelo con sabiduría beisbolera.

"Cuarenta y cinco años, y aquí está mi primera oportunidad de hacer esto", resaltó Collins el viernes. "Lo único que dije cuando acepté este empleo es que iba a disfrutarlo más que en el pasado".