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El liderazgo de James Shields será clave en los Padres

Los Padres de San Diego pusieron la cereza en el pastel en uno de los más grandes recesos de temporada que cualquier equipo de Grandes Ligas haya tenido en mucho tiempo. Eso es lo que la firma extraoficial de James Shields representa.

Primero, Shields le aporta profundidad y calidad a una rotación que ya tenía la oportunidad de ser muy buena. En las últimas cuatro campañas, el derecho ha promediado 233 innings y 206 ponches. En ese período, ha registrado 96 salidas de calidad y un promedio de efectividad de 3.17.

Estamos hablando de 19 entradas más que cualquier otro lanzador en Grandes Ligas. Sólo Clayton Kershaw y Cole Hamels tuvieron más salidas de calidad, y he aquí la lista de los pitchers con más ponches: Kershaw, el venezolano Félix Hernández, Max Scherzer, Justin Verlander y David Price. ¿Qué les parece?

El promedio de carreras limpias de Shields fue el 15to mejor entre los abridores de Ligas Mayores en esas cuatro campañas, apenas detrás de Zack Greinke y Price. Entonces no hay razón para sostener un debate acerca de los mejores lanzadores abridores sin incluir a Shields.

Sí, Shields tiene 33 años de edad y está cerca de llegar a los 2,000 innings lanzados. Entonces es justo para los equipos preguntarse por cuánto tiempo más el veterano seguirá tirando a tan alto nivel. El derecho lució desgastado durante la postemporada del 2014, cuando registró una efectividad de 6.12 en cinco aperturas. En ese sentido, sus más grandes fortalezas - durabilidad y carga de trabajo - mermaron su valor en el mercado.

Por otro lado, la recta de Shields promedió las 92.4 millas por hora el año pasado, la velocidad más alta en su carrera, de acuerdo con FanGraphs.com. En cuanto a los números se refiere, el diestro fue básicamente el mismo lanzador de siempre.

Y debido a que Shields es tan incesante en lo que se refiere a preparación y ética de trabajo, en astucia y aptitud para pitchear, no hay razón para pensar que no podrá seguir lanzando al mismo nivel.

Shields subió a la loma en días donde su repertorio le funcionó a las mil maravillas, y también en días cuando no traía nada en la bola. El veterano pensó que esos días también fueron importantes, ya que siempre creyó que podía sacarse algo de la manga y evitar darle trabajo extra al bullpen.

Con Shields, la producción sólo es parte de la historia. Obviamente, es la parte más importante. Su liderazgo, dureza y altas expectativas no tendrían tanto valor si no hubiera lanzado todas esas entradas de calidad.

Dicho esto, Shields es la adición perfecta para un equipo que ha sufrido una renovación, un equipo que arrancará los entrenamientos primaverales en busca de cohesión y dirección, además de un cambio de cultura.

En Bud Black, los Padres tienen a uno de los mejores managers del béisbol. Sus dones de organización y liderazgo y para marcar la pauta correcta serán de gran ayuda para convertir a una colección de individuos en un equipo.

Pero existen partes del proceso que deberán llegar desde el clubhouse, desde los mismos jugadores. Es por eso que Shields será valioso en maneras que van más allá de los números.

Los Reales y los Rays aseguran que Shields jugó un papel clave en el cambio de cultura en ambas franquicias. En Tampa Bay, el veterano le enseñó a una generación de jóvenes peloteros a cómo ser buenos compañeros y profesionales consumados.

Con los Reales, Shields tuvo un impacto desde el momento que ingresó al clubhouse hace dos temporadas. Lo tuvo gracias a su ética de trabajo, pero también lo tuvo con las expectativas que tenía para ganar.

Shields ya había estado donde los Reales deseaban estar, y virtualmente cada uno de los integrantes de ese club afirma que el derecho los ayudó a llegar ahí, no sólo con todas esas entradas lanzadas, sino con su actitud y enfoque.

Es por eso que Shields encaja perfectamente en los Padres. El nuevo gerente general A.J. Preller ha cambiado radicalmente la forma en que pensamos acerca de esta franquicia al agregar a una buena cuota de talento: Matt Kemp, Justin Upton, Wil Myers, Will Middlebrooks, Derek Norris, Brandon Morrow y Clint Barmes.

Preller se ganó una reputación por su intensidad y perseverancia durante sus 10 años a cargo del departamento de búsqueda de talento internacional de los Rangers.

Ahora, cada aficionado al béisbol de Grandes Ligas está consciente de Preller y de su sorprendente receso de temporada con los Frailes. Agregar a Shields a una rotación que ya incluía a Andrew Cashner, Ian Kennedy y Tyson Ross ha puesto a los Padres al mismo nivel que los Dodgers y Gigantes en el Oeste de la Liga Nacional y les ha brindado la oportunidad de regresar a los playoffs por primera vez desde el 2006.

Para Shields, el pacto - que según reportes es por cuatro años y US$75 millones - es el final de un proceso de agencia libre que duro más de lo que él mismo se imaginó. Quizás todos esos innings causaron que los equipos dudaran. O quizás Scherzer y Jon Lester tenían primero que firmar con un equipo para que pudiera establecerse un mercado definitivo para Shields.

Al final, a Shields no le pudo haber ido mejor. No sólo regresa a su casa en el sur de California, sino que lo hace con un club que, al igual que los Reales y Rays, se encuentran en una situación de ganar ahora. Al final del día, ambas partes saldrán ganando.