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El pitcheo fue la fortaleza de Cardenales en el '15

SAN LUIS - Los Cardenales del 2015 serán juzgados dependiendo de lo que se considere más importante en una temporada completa.

Este fue un conjunto que ganó 100 juegos - convirtiéndose en el primer equipo en hacerlo desde que los Filis consiguieron 102 en el 2011 - en su camino por conseguir su tercer título del Centro de la Liga Nacional seguido. Y haberlo logrado sin varias de sus piezas claves hace que el hecho sea aún más especial.

El as Adam Wainwright, el tercero en la alineación Matt Holliday, el cuarto bate Matt Adams, el setup Jordan Walden y el relevista veterano Matt Belisle, se perdieron buena parte de la campaña. Las lesiones de Yadier Molina, Carlos Martínez, Randal Grichuk, Jaime García, Lance Lynn y Jon Jay, le incrementaron el nivel de dificultad en su intento por mantener ventaja sobre los Piratas y los Cachorros, quienes ganaron 98 y 97 respectivamente, haciendo de la división Central de la LN de las más fuertes del béisbol.

Pero en una ciudad en donde se mide el éxito por los campeonatos conseguidos, la salida tempranera de los Cardenales de la postemporada aún duele. El equipo sólo ganó un juego en octubre y fueron eliminados por sus archirrivales en la Serie Divisional de la Liga Nacional: los Cachorros. Los Cardenales estuvieron cerca de alcanzar por quinto año en fila la Serie de Campeonato del viejo circuito, pero al momento de comenzar la postemporada el equipo ya se había quedado sin gasolina.

"Para mí, la parte más dura de lo rápido de la eliminación es el hecho de que creí que teníamos un equipo que sabía cómo ganar," dijo el manager Mike Matheny dos días después de que la temporada de los Cardenales llegara a su fin en el Wrigley Field. "Cuando observabas los vestidores al final del año, veías a unos hombres con lágrimas en los ojos, con la misma decepción que siente la ciudad ahora mismo, porque sentimos que teníamos lo que se necesita para derrotar a los conjuntos que quedaban con vida."

Antes de que la organización enfoque su atención en el 2016, aquí traemos un último vistazo de todo lo que pasó desde que el campo de entrenamientos abrió en febrero.

Record: 100-63, primer lugar, Centro de la Liga Nacional.

Momento clave: Tiene que ser el 28 de septiembre, en el comienzo de una serie de tres juegos ante los Piratas, quienes llegaban a tres juegos de San Luis por el liderato de la división. Se convirtió en un encuentro que mostró la resistencia de los Cardenales en los seis meses y medio de la temporada regular.

Mantuvieron a los Piratas en blanco con 0-de-12 con corredores en posición anotadora, a pesar de que Pittsburgh llenó las bases en varios episodios. Luego de ver al jardinero novato Stephen Piscotty salir del juego cargado tras chocar violentamente con Peter Bourjos, el equipo castigó al cerrador todo estrella Mark Melancon con tres carreras en el noveno para sellar la victoria. Dos días después, los Cardenales celebraron el título divisional.

Lo qué salió bien: El equipo fue guiado por un staff de lanzadores que permitió menos carreras (525) que ningún conjunto desde los Orioles de 1969. Los Cardenales cedieron dos o menos rayitas en 80 compromisos, y lo hicieron sin su principal as Wainwright.

Trevor Rosenthal estableció un record de la franquicia con 48 juegos salvados, mientras que su setup principal Kevin Siegrist logró una campaña de redención. Antes del tropiezo de octubre, Siegrist se convirtió en el tercer zurdo de los Cardenales en tener al menos 81 apariciones en el año para dejar una marca del equipo para un zurdo relevista con 90 ponches.

Matt Carpenter, buscando incrementar su poder, conectó más jonrones este año (28) que en sus dos años anteriores combinados (25), aunque sacrificó un poco su porcentaje de alcanzar bases, sin embargo fue líder en el equipo en ambos departamentos.

Tras hacer sólo 16 aperturas en sus dos campañas anteriores, Jaime García volvió de su tercera lesión en el brazo para dejar una efectividad de 2.43 en 20 salidas. Fue uno de los lanzadores principales, con Carlos Martínez quien también brilló en su primer año completo como abridor, mientras que John Lackey se convirtió en el más constante de la rotación. No permitió más de tres carreras o lanzó menos de seis entradas en ninguna apertura que tuvo en casa.

En su primer año como Cardenal, Jason Heyward le dio al conjunto justamente lo que esperaban de él. Jugó una defensa del jardín derecho merecedora del Guante de Oro, convirtiéndose además en el mejor corredor de bases del equipo y probablemente fue el bateador más consistente en los seis meses del año.

La contribución de los novatos fue clave. Desde Piscotty hasta Grichuk, Tommy Pham, Greg Garcia, Mitch Harris y Miguel Socolovich. Los Cardenales fueron premiados por la producción de sus jóvenes a lo largo del año.

Lo que salió mal: Pudieron superar todas las lesiones, pero en la postemporada les pasó factura. Los lanzadores del equipo se quedaron sin profundidad y la ofensiva se ponchó 39 veces en tres derrotas seguidas en la SDLN ante los Cachorros.

Las adquisiciones de los Cardenales antes de la fecha límite de cambios no resultaron. Steve Cishek no llegó a hacer el roster de la postemporada. Jonathan Broxton fue una opción para relevar pero estuvo tambaleante. Brandon Moss conectó algunos imparables importantes pero no fue constante.

Randy Choate, quien terminó el último año de su contrato de tres temporadas, tambaleó en su papel como especialista en zurdos. Hizo 20 apariciones en las que no retiró a un solo bateador, implantando una marca en las Mayores.

Tras someterse a una cirugía en la muñeca en la temporada muerta y firmar un contrato por dos años, Jay no engranó en su ofensiva en el 2015. Perdió la titularidad del jardín central, yendo un par de veces a la lista de lesionados al batear sólo para .210/.306/.257 en 79 juegos.

Mayor sorpresa: La capacidad de García para mantenerse en el juego. Los Cardenales llegaron a los Entrenamientos Primaverales esperando lo mínimo de él, quien ha lidiado con varias lesiones desde el 2011. Sus oportunidades de poder contribuir en los episodios importantes parecían haber disminuido al no poder salir ileso del campo. Pero García volvió, hizo 20 aperturas y para el final del año se había convertido en uno de los lanzadores más confiables.

Bateador del año: Carpenter. Su perfil cambió este año con un incremento en su poder y un aumento en sus ponches, pero lo hizo sin sacrificar mucho su porcentaje de alcanzar bases. Aunque estuvo lidiando con fatiga extrema y un slump en el verano, los números ofensivos de Carpenter estuvieron allí al finalizar la campaña. Lidero la LN en dobles (44) y al equipo en jonrones (28), carreras anotadas (101), empujadas (84) y juegos con más de un hit (51).

Lanzador del año: Aunque varios del staff de abridores califican para este mérito, se lo daremos a Rosenthal, quien estuvo sensacional en su segundo año completo como cerrador. Se convirtió en apenas el séptimo jugador en las historia de las Grandes Ligas en conseguir 45 salvados en campañas seguidas y tener rachas de 21 y 18 al hilo. Desperdició sólo tres oportunidades y fue octavo en relevistas de la LN con 2.13 EFEC.

Novato del año: Por muy poco Piscotty sobre Grichuk. Aunque ambos tuvieron muy buenas temporadas de novatos, Piscotty mostró ser más consistente tras su ascenso a las Mayores el 21 de julio. Conectó al menos un imparable en 47 de sus 63 encuentros en la temporada regular y se convirtió en el segundo novato en la historia de las Mayores en conectar tres jonrones en sus primeros cuatro juegos de postemporada de su carrera.