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Un campeón hecho y derecho

Temple y perseverancia caracterizó a Gigantes en 2012

Observen de cerca a estos Gigantes de San Francisco. Así es como se supone debe lucir un campeón. Así es como se supone un campeón debe hablar y caminar. Esta es la manera en la que un campeón lidia con los altibajos de toda una larga y agotadora temporada.

Los campeones se crecen cuando la situación más lo amerita, y eso es exactamente lo que San Francisco hizo. Los campeones muestran temple y nunca se rinden. Eso también describe a los Gigantes. Cuando los Rojos y Cardenales los tenían al borde de la eliminación en esta postemporada, los Gigantes se rehusaron a morir.

Cuando necesitaron de ese batazo oportuno y una actuación sólida de pitcheo, alguien siempre dio la cara. Hunter Pence los animó con sus palabras de aliento, el venezolano Pablo Sandoval con su bate y Barry Zito con su brazo zurdo.

Y esos son sólo algunos ejemplos. Los Gigantes obtuvieron contribuciones de virtualmente cada esquina de su clubhouse.

Durante todo el camino, el manager Bruce Bochy los guió con su imperturbable personalidad y su gran tacto con la gente. Ese último out de la Serie Mundial del 2012 el domingo representó más que un segundo título en tres años. También le dio al timonel su boleto al Salón de la Fama.

Resta mencionar que nunca fueron considerados como favoritos. Incluso con dos campeonatos en tres temporadas, los Gigantes pudieran no estar recibiendo el crédito que realmente se merecen por un trabajo hecho de manera extraordinaria.

Ese es nuestro problema, no el de ellos.

Además, si los Gigantes son subestimados por su campeonato, probablemente eso no les afecte. Se trata de una franquicia que le rehúye al drama.

El gerente general Brian Sabean exige que sus jugadores pongan al equipo por delante, y esta es la clase de escuadra con la que soñó tener después de la era de Barry Bonds.

Hablamos de profundidad en su cuerpo monticular, talento físico en los jardines y opciones viables desde el bullpen.

Los Gigantes conectaron solamente 31 cuadrangulares en casa esta temporada, pero ejecutaron bien todas las pequeñas jugadas.

Los Gigantes no hubieran podido ganar sin sus estrellas -- Pablo Sandoval, Matt Cain y Buster Posey.

Pero tampoco hubieran podido ganar sin el boricua Ángel Pagán, el venezolano Marco Scutaro, el taponero Sergio Romo y muchos otros más.

La forma de trabajar de Sabean es simple. Contrata a buenas personas y les da libertad y recursos a sus trabajos.

Esta filosofía no tiene cabida para un circo. Cuando el dominicano Melky Cabrera fue suspendido por 50 juegos tras dar positivo a una sustancia prohibida, los Gigantes le mostraron la puerta de salida y ya no dejaron que volviera a entrar.

Mientras tanto, Bochy le pide tres simples cosas a sus pupilos:

• Juega duro.

• Respeta el juego.

• Sé un buen compañero.

Todo lo que los Gigantes son se deriva de esos tres aspectos. Una vez más, los Gigantes son tan eficientes y tan buenos en lo que hacen que son fáciles de pasar desapercibidos.

Quizás sea por la tan nombrada Hora del Pacífico en que se encuentran. Para seguir de cerca a los Gigantes, tienes que estar despierto hasta altas horas de la noche.

Por lo demás, pudieran no capturar tu imaginación. Además, esta pasada temporada nos trajo una gran cantidad de sorpresas que nos fue imposible abarcar todas ellas con nuestra mente.

Estuvimos muy pendientes del renacimiento de los Orioles y los Atléticos, Dodgers y Medias Blancas. Admiramos la astucia y el poder de recuperación de los Rays de Tampa Bay. Los Rangers nos cautivaron desde el Día Inaugural. Los Medias Blancas y los Yankees fueron, como siempre, equipos fascinantes, por diferentes razones.

Con todo eso sucediendo en Grandes Ligas, quizás nos fue imposible dedicarle la suficiente atención a una franquicia que simplemente juega al béisbol de una manera eficiente e inteligente.

Entonces nos fue muy fácil no apreciar a estos Gigantes. Mientras que una docena de equipos coqueteaban con un lugar en la postemporada, los Gigantes tenían en la bolsa el banderín del Oeste de la Liga Nacional para la segunda semana de septiembre.

Probablemente sea una exageración decir que son un equipo perfecto, pero hagámoslo de todas formas. Cuentan con una profunda rotación y un profundo cuerpo de relevistas. Cuentan con jugadores chispa en la parte alta del orden al bate en Pagán y Scutaro y productores de carreras en la parte gruesa con Sandoval, Posey, etc.

Su clubhouse cuenta con una mezcla interesante. Sandoval y Romo son personajes alegres y bromistas. Posey y Matt Cain son serios y de bajo perfil.

Fueron cortados de una tela diferente, pero se respetan entre sí y juegan para el otro.

Lo mejor de todo es que el núcleo de este equipo es hecho en casa, lo que significa un tributo a docenas de escuchas e instructores. Cuando los jugadores llegan a Grandes Ligas, ya saben y entienden lo que significa vestir el uniforme de los Gigantes.

En pocas palabras, los Gigantes son una franquicia modelo. Juegan quizás en el estadio más bonito de todo el béisbol y atraen a más de tres millones de aficionados cada año.

Los Gigantes son el modelo a seguir para cada organización. Quizás nunca reciban el crédito que se merece porque hacen tantas cosas bien y son eficientes en ellas.

Por otro lado, si los Gigantes continúan trayendo a casa trofeos de la Serie Mundial, seguramente dejarán de ser uno de los secretos mejor mantenidos del béisbol.