Esta falla de Ruth le costó a N.Y. una SM

3 de enero de 2022

No cabe duda de que Babe Ruth es y siempre será, una de las personas más legendarias del béisbol. Sin embargo, lo que poco se habla es que “El Bambino”, con sus piernas y no con su bate, fue quizás el responsable de una de las derrotas más dolorosas de la historia de los Bombarderos del Bronx, al ser sorprendido robando la segunda almohadilla en la Serie Mundial de 1926 frente a los Cardenales de San Luis.

Era el séptimo juego del “Clásico de Otoño”, ese que todos esperan donde dicen que los hombres se separan de los niños. Pero entendamos esta situación de intento de robo:

El primer partido lo habían ganado los del Bronx por 2-1, con una labor casi impecable de Herb Pennock, lanzando juego completo. En el segundo partido, Grover Cleveland “Pete” Alexander, la estrella de San Luis, maniató a los bates neoyorquinos, dejándolos en dos carreras, una sucia, y ponchando a 10 rivales en nueve innings lanzados.

Los Cardenales tomaron ventaja de la serie en el juego tres, cuando doblegaron a sus rivales de Nueva York por marcador final de 4-0. La estrella del partido fue sin dudas el pitcher Jesse Haines, lanzando la blanqueada y conectando un cuadrangular.

Cuando la preocupación ya se adueñaba de los seguidores de los Yankees, una vez más y como hizo en múltiples ocasiones, fue Babe Ruth el hombre indicado a sacar del mal rato a los Yankees, conectando no uno, sino tres batazos de vuelta completa, para dar victoria a su amado equipo 10-5.

Estos tres bambinazos, fueron de los más famosos en la historia del béisbol, pues Ruth había recibido días antes un telegrama de los padres de un niño que estaba muy enfermo llamado Johnny Sylvester y Babe, les respondió firmándole dos pelotas al pequeño y en una de ellas escribió: “Conectaré un jonrón para ti”. No sólo el chico milagrosamente se sanó, sino que la anécdota, se hizo muy popular y ha sido contada en varias películas.

El quinto juego, siempre uno de los más importantes. Nuevamente Herb Pennock fue enorme desde la lomita de los suspiros, consiguiendo el triunfo para los Bombarderos y dándole la importante ventaja en la serie.

De una cosa estamos claros, esta serie fue histórica para el lanzador Alexander, quien además de la excelente salida en el juego dos, agarró la bola en el juego seis y volvió a vencer a los Yankees 10-2, otra vez lanzado un juego completo donde el único bateador que lo descifró bien fue el cuarto bate Bob Meusel (este detalle será importante en el desenlace de esta historia).

Si esto fuera poco y con la Serie Mundial igualada a seis, Grover Cleveland Alexander, decidió salir a celebrar su actuación, pasándose de tragos esa noche, pero dejándole saber a su manager que estaría disponible para venir de relevo en el juego siete a pesar de la resaca.

“Pete” Alexander, era conocido por su afición con el alcohol, también por lamentablemente padecer de epilepsia a causa de haber estado en una explosión de artillería, cuando militó en las Fuerzas Armadas durante la Primera Guerra Mundial.

Llegó el juego siete y 38,093 personas se dieron cita en el Yankee Stadium para ver este increíble choque entre Cardenales y Yankees. Jesse Haines que ya había sido un héroe en el juego tres, fue el serpentinero que inicio el juego.

En el tercer capítulo y con el marcador igualado a cero, Babe Ruth sacó a pasear a la reina de las 108 costuras, dándole ventaja a sus Bombarderos 1-0, pero un costoso error del torpedero Yankee Mark Koening, fue seguido dos bateadores después por otro más costoso del jardinero izquierdo Bob Meusel, empatando las acciones para San Luis y seguido por hit remolcador de dos más, salido del bate del parador en corto y octavo bate Tommy Thevenow, poniendo el partido 3-1.

Los Yankees se acercaron a una carrera, luego de que Hank Severeid pegara un doblete remolcador en el sexto inning y en la séptima entrada, apareció una nueva amenaza yanquista, cuando Earl Combs abrió con sencillo, luego Mark Koening tocó la bola para ponerlo en segunda y por tercera vez en el juego, los Cardenales pasaron a Ruth, para enfrentar a Meusel, quien con rodado a tercera forzó en segunda al “Bambino”. Gehrig fue también recibió base por bolas de forma intencional para llenar las bases, siendo el turno de traer de relevo a Cleveland Alexander, quien ponchó al estelar Tony Lazzeri con cuatro pitcheos.

Pero bueno, vamos al drama:

Baja de la novena, lanzado Alexander, los dos primeros bateadores Earl Combs y Mark Koening fueron retirados en rodados al cuadro, llegando el turno del “Sultán del Swing”, pero claro, nada que ver, Ruth lucho un buen turno, finalmente negoció un pasaporte, dando paso a Bob Meusel, que a pesar de estar en blanco en este partido, ya había sacado la cara por los Yankees el día anterior.

Cuando todos estaban de pie, miles aguantaban la respiración y cientos rezaban pidiendo un batazo de Meusel, al mismo primer pitcheo, el “Babe” salió disparado para segunda base y ahí se vino el disparo del cátcher Bob O’Farrell, para que el estelar segunda base Roger Hornsby, tocara al “Bambino” y el árbitro Bill Dineen decretara el out, y de esta forma, los Cardenales de San Luis se apuntaran el triunfo de la Serie Mundial.

Dicen que hasta el mejor cazador se le va una liebre y este fue el caso. Ruth no era rápido, mucho menos robador de bases y en el plato estaba el cuarto bate del equipo, pero “El Bambino” pensó que tanto Alexander, O’Farrell como Hornsby, estaban concentrados en el bateador, pero no fue el caso y de esta forma, uno de los más grandes ídolos de la historia del béisbol, cometió este error, que pudo haber costado un título más a la vitrina de 27 que ya tienen los Yankees.

No obstante, creo que todos estamos claros que los siete anillos que ganaron los Bombarderos con Ruth en sus filas hicieron que esta decisión del “Bambino” no fuera algo que por lo que nadie lo recuerde en su pasantía por New York.